Muñiz insistió en el dibujo del partido de entrenamiento ante el filial de Granero en el segundo ensayo. Un 4-2-3-1, con verticalidad en los costados, líneas muy juntas y mucho trabajo en la presión desde la referencia. Esta vez no jugó de inicio Roger ni tampoco Rafael y sí un Casadesús que caía en banda izquierda para ofrecerse y ser el primero en generar fútbol, con Rubén, Morales y Jason en constante actividad. Desde la grada, Tito y Carmelo también evaluaban su proyecto sin Camarasa ni Deyverson, que no viajaron a Vila-real para no correr riesgos en sus respectivas negociaciones, como tampoco los lesionados Toño, Pepelu y Cuero.

Ante un rival de Segunda B, el técnico asturiano dio el rol de titular, entre los fichajes, a Remiro, Róber Pier y Natxo Insa, y apostó de nuevo en el centro de la zaga por Andreu, uno de los juveniles de promoción que se ha destapado como una de las revelaciones en una posición en reconstrucción. Róber estuvo rápido en el corte cuando Aly sufría. Natxo Insa, con pasado en el Villarreal B, se mostró pragmático, sin complicaciones: recuperación y distribución rápida, mientras que Verza asumía los galones más creativos. De las botas del cerebro de Orihuela, en una falta lateral, nació el 0-2, anotado entre Víctor Casadesús y el mediocentro amarillo Raba. Antes, el delantero balear ya había anotado el 0-1, de nuevo de un servicio desde el costado derecho, aunque no en balón parado, de Iván López, cuando Verza y Ramiro se retorcían de dolor en una acción fortuita en la frontal del área. En la banda Muñiz, con un papel en la mano y constantemente levantado, no paraba de puliendo los defectos de un engranaje que va tomando forma, a la espera de Postigo, Espinosa y los que faltan.

El discurso no cambió en la segunda parte, aunque con otras piezas. Nada más arrancar la segunda parte, Muñiz dio entrada a Raúl, Trujillo y Abraham, y antes de la hora de partido ya había dado entrada al resto del banquillo. El único pero fue que Rubén García, incisivo y trabajador por detrás del bigoleador Casadesús, se fue tocado. Ante el Atlético Levante, Roger y Rafael se repartieron una parte cada uno, y marcaron ambos. Contra el Villarreal B jugaron juntos. Si una bajaba a recibir, descolgándose a uno de los dos costados, el otro se desmarcaba buscando la asociación. En una de esas combinaciones, Roger fue derribado dentro del área, que luego no llegó por poco a un centro desde el costado de un incisivo Manu Viana, otro del Atlético Levante que Muñiz quiso ver en acción. Son la pareja de la pretemporada. Juntos o por separado, Muñiz sabe que son dos baluartes cruciales para el ascenso y cruza los dedos para tenerlos el 21 de agosto.