A la espera de concretarse una solución que se presume encaminada y que salvo cambio de guión pasará por su cesión al Espanyol, el culebrón protagonizado por el Levante y Camarasa durante los últimos meses está viviendo sus últimos episodios. Más allá de una temporada marcada por el descenso y la falta de comunicación entre las partes, lo cierto es que el desenlace empezó a precipitarse hace poco más de dos meses.

Justamente fue el pasado 25 de mayo, el día de la presentación oficial de Tito como nuevo director deportivo. Ese mismo día, dentro ya de su primera ronda de llamadas a jugadores y representantes, Tito le comunicó que contaba deportivamente con él y que era consciente de la conveniencia de adecuar su contrato. Sin embargo, tras muchos meses con la relación rota, el nuevo responsable de la planificación llegaba tarde. La decisión por parte de Camarasa de abandonar Orriols estaba tomada.

Después de autorizar las repescas de Roger y Jason, las dos decisiones con las que debutó en el cargo, y antes de confirmar el secreto a voces de que Rubi no continuaría, Tito puso sobre la mesa la necesidad de actualizar el contrato de Camarasa. Viniendo como venía de AFE, cuyo papel fue clave intermediando en el conflicto de principios de pretemporada, el director deportivo estaba al día del desajuste entre los 12 millones de la cláusula de rescisión y los 60.000 euros de ficha en Segunda. No solamente es el mínimo salarial sino también curiosamente el peor sueldo a raíz de la reducción por el descenso que el jugador percibiría desde que firmó su contrato profesional en 2013.

El Levante dio luz verde a la actualización del contrato de Camarasa, pero sin embargo para entonces era demasiado tarde para plantearse nada. Ésa fue, al menos, la contestación que recibiría Tito en aquella primera llamada, lo que a la postre significó que no hubiese negociación posible pese a su interés y a la luz verde del club para que se le presentara al canterano un contrato superior y también más largo. Como ocurrió después con Roger, sobre el papel era una de las excepciones a la regla general de no mejorar contratos tras el descenso. A partir de entonces desde Orriols trascendió el malestar por esta situación, sobre todo después del cara a cara posterior en el que Camarasa ratificó su decisión de cambiar de aires y se trasladó ya la primera de las dos propuestas consecutivas procedentes del Espanyol.

Solamente una opción viable

Pese a haberse valorado la opción de una cesión al Eibar, el de Meliana sólo contempla la salida de jugar en el Espanyol. En principio su objetivo era ser traspasado, pero debido a la falta de acuerdo entre clubes —la oferta de 1,5 millones fijos más 500.000 variables está muy lejos de las pretensiones del Levante— está dispuesto a acceder a una cesión. El adiós de Camarasa, a expensas también del desenlace con Simao, abrirá la puerta a la llegada de un nuevo centrocampista. Campaña, del Sampdoria, es el objetivo.