El 0-3 en Anduva dejó una imagen llamativa: el cambio de Abraham en el minuto 38 por Toño. La facilidad con la que Iker Guarrotxena y Néstor Salinas irrumpían por el costado del ‘3’ precipitó un relevo prematuro. Además el cedido por el Zaragoza estaba con amarilla, poco después de que Roger abriera la lata con el primero de sus dos tantos. Muñiz no se arrugó, no le gustó la facilidad con la que el Mirandés pisaba el área de Raúl desde ese costado y mandó a Abraham a la ducha. Un detalle más de la gestión de plantilla del míster del líder. De la misma manera que decide que un jugador pase de la grada al once y viceversa también ejecuta con contundencia si contempla que hay alguna grieta. El vestuario sabe marcar sus jerarquías y también asumir sus responsabilidades. A Abraham le suplió Toño, que aunque arrancó frío, fue a más y echó el cerrojo en su posición.

Titular en el debut de Soria, uno de los pocos supervivientes en ese once del descenso junto a Pedro López, Verza y Morales, perdió su sitio por la doble amarilla en Los Pajaritos. Su rol cambió radicalmente, el lateral de Granollers tomó el testigo, y solamente ha partido una vez más de inicio ante el Sevilla Atlético, en el periplo de tres encuentros en siete días (del 17 al 24 de septiembre). Toño cumplió ante el Mirandés y ahora tiene la posibilidad de recuperar ante el Getafe ese protagonismo perdido y tener continuidad con Muñiz o por los menos intentarlo. Hasta el pasado domingo llevaba cuatro partidos seguidos sin minutos, con resultados positivos del equipo, ya que el Levante ha sumado 16 de los últimos 18 puntos en disputa. Por unos factores u otros, todavía no ha renacido ese carrilero que frenó por obligación por la lesión que sufrió el pasado mes de marzo en San Sebastián. Inicialmente se le diagnosticó el percance de la cola de astrágalo, con un edema óseo, pero la verdadera lesión de Anoeta fue una fractura limpia de tibia, sin intervención quirúrgica, pero que le dejó prácticamente fuera de combate en el resto de una campaña para olvidar.

Firmado por cinco temporadas en agosto de 2014 desde el Recreativo de Huelva en un traspaso tasado en 500.000 euros, el ‘caso Toño’ fue una de las aristas por solventar en verano. Una pieza cotizada en el mercado, de ahí que el jugador contemplara cambiar a aires, pero también estaba preparado para ser uno de los líderes del ascenso siempre que su rol transmitido de palabra estuviera reflejado en negro sobre blanco, ya que a nivel contractual era uno de los menos remunerados de la plantilla. Simplemente era ponerlo al escalón correspondiente al mensaje de confianza que tanto la nueva dirección deportiva como Quico le transmitieron cara a cara. Con contrato hasta 2019 y una cláusula de rescisión de 10 millones de euros, Toño tuvo esa mejora en la recta final del mercado estival. Su juventud (tiene 26 años) y proyección le habían convertido en uno de los reclamos pese al descenso.

Deportivo, Osasuna y Olympiacos llamaron a su puerta y la respuesta del Levante fue tajante: que si tenía que salir no iba a ser por una cantidad inferior a los cinco ‘kilos’, justo la mitad de su cláusula de rescisión. Fueron tres apuestas en firme, con propuestas para el ‘3’ de larga duración. En el caso del Depor, los gallegos también ofrecían jugadores en la operación, uno de ellos Juan Domínguez, cedido posteriormente al Mallorca. Los navarros acabaron firmando a Clerc y Fuentes y ambos no entraron en la última convocatoria contra el Betis. Mientras que los griegos incorporaron a De la Bella, libre de la Real.

El mensaje de la cúpula

Tito, Carmelo y Quico fueron los que le explicaron el 13 de junio a Toño su rol en el proyecto. Un posicionamiento transmitido antes a sus representantes, pero que el ‘3’ también quería conocer cara a cara, ya que era uno de los últimos en la lista de telefonazos del director deportivo porque se encontraba de vacaciones en Estados Unidos. En aquella reunión no se habló de una mejora, ya que ni hubo propuesta del club ni tampoco petición por los agentes. Este encuentro sirvió para que Toño conociera que iba a ser importante y que él trasladara al club sus sensaciones. Aunque ambas partes aclararon detalles, se dieron un tiempo, esperaron a los acontecimientos durante el mercado y la mejora terminó produciéndose en la última semana de agosto.