Dentro del Levante UD son más de uno y de dos los que a día de hoy, justo un año después, se preguntan qué habría ocurrido en caso de que a Lucas Alcaraz no lo hubiesen despedido. Pese al espejismo de las primeras jornadas, el relevo en el banquillo no fue el revulsivo esperado. Con el paso de las semanas los números empeoraron hasta el punto de que como última tabla de salvación Rubi estuvo en el alero a nivel interno, ya que públicamente Quico Catalán cerró filas a su alrededor. Con apoyos contados en el vestuario, donde hizo tabla rasa, y sin respaldo por parte del club, el hoy técnico del Granada llegó a ser añorado, lo que habla de cómo fue la temporada deportiva para los granotas.

La destitución de Alcaraz tras la goleada (0-4) ante la Real Sociedad marcó el principio del fin del equipo en Primera División. En una situación extrema, y pese a tener un Derbi a la vuelta de la esquina, la misma noche del 25 de octubre se anunciaba oficialmente su destitución, la segunda y hasta ahora única de la era Catalán después de la de Mendilibar. Ni Rubi ni los fichajes de invierno, entre ellos el más caro de la historia, resultaron suficientes para detener la deriva ni subsanar algunos de los males que el propio Lucas había denunciado y que a la postre derivarían no sólo en el descenso sino también en la posterior metamorfosis deportiva del club. Más allá de gustos y de la gestión de un vestuario que acabaría estallando, al granadino nadie le ha discutido nunca sus virtudes como técnico resultadista. No en vano, fueron las que le llevaron a conseguir una permanencia y renovar pese a aquella conocida cláusula de escape que en su momento no se ejecutó.

Con Muñiz se dio en el clavo

De Alcaraz a Muñiz ha habido un descenso y un cambio de filosofía con el que el Levante se ha reseteado. La elección del entrenador para el proyecto en Segunda fue una de las más trascendentes el pasado verano. A pesar de que el exayudante de Juande en el Espanyol y el Dnipro fue siempre el primero de la lista, Tito se reunió con Sergi, Milla o Tevenet antes de dar en el clavo con el que hoy, 366 después, es uno de los principales artífices del liderato. El propio Muñiz acaba de batir su mejor marca en un arranque, el que hizo con el Málaga, ya que a estas alturas lleva dos puntos más en 11 jornadas. Con el ascenso renovará un curso más y al club no le dolerán prendas en terminar de pagarle al Alcorcón lo que costó su traspaso.