La espera ha merecido la pena: chico prodigio del fútbol gallego y perla de la cantera granota años atrás, Jason ha alcanzado a los 22 el punto de madurez necesario, después de varias idas y venidas, lesiones o episodios de falta de oportunidades. Orriols disfruta de ese extremo veloz, talentoso y con gol que había ido a captar expresamente al otro extremo de la península en 2011, y que debutase en LaLiga Santander con 19 primaveras recién cumplidas. Tres goles, y sobre todo mucho desequilibrio, le avalan en el arranque liguero granota.

Su primer estirón fue físico, en plena adolescencia. En un verano pasó de 1,45 a 1,60; de ser «bajito» a equipararse en talla prácticamente con los de su quinta, a los que ganaba en calidad. En los últimos meses se ha producido su evolución definitiva, a nivel personal. Lo tuvo muy en cuenta Tito a la hora de repescarlo del Albacete y ejercer la opción automática de ampliación de contrato, nada más llegar a la dirección deportiva azulgrana.

El de Benidorm preguntó por Jason a Paredes, el que todavía era su compañero en el Albacete durante su cesión del pasado curso. Y la respuesta que obtuvo no pudo ser mejor. El veterano central no solo corroboró las notables prestaciones futbolísticas del coruñés, sino que alabó su profesionalidad y capacidad de asimilación táctica; en el Carlos Belmonte, después de varios meses con unas molestias en los isquiotibiales a cuestas, el extremo ya acabaría como un tiro.

La confianza de Muñiz a lo largo de la pretemporada y el tanto logrado en Los Pajaritos, en el debut liguero, han impulsado definitivamente a Jason. Contra el Zaragoza, en la cuarta jornada, seguramente firmó su mejor actuación en el primer equipo; hizo un gol y dejó varios destellos de calidad —en forma de taconazo o regates impredecibles— que el Ciutat valoró en su justa medida. Lo hizo también el pasado domingo, cuando su aparición en el campo en el minuto 60 aportó la chispa y el desborde necesario para acabar de plasmar la remontada. En una mezcla de pillería e instinto lograría el 2-1 con su remate, tras saque de banda de Iván, desde el punto de penalti.

Criado temporalmente en el Montañeros coruñés, cuyo germen había sido una asociación juvenil de boy scouts, está demostrando haber aprendido de estos la premisa de estar «siempre listo». Minutos no le faltan ahora mismo, como tampoco lo han hecho los pretendientes ni en las horas más bajas. El Castilla, hace unos meses, como el año anterior, llamó en vano a su puerta. Su cláusula se mantiene inamovible desde que hace tres años firmase su primer contrato profesional: 12 millones.

La sub-21, ¿sueño imposible?

Las prestaciones ofrecidas en lo que va de temporada sirven para recordar a Celades y sus ayudantes que todavía es seleccionable para la Rojita, que estos días apura sus opciones de clasificación para el Europeo de la categoría del próximo verano. Jason no sido hasta ahora convocado por España en categorías inferiores, aunque su nombre suena con fuerza en LaLiga 1|2|3 junto al del Levante y no se puede descartar por completo una llamada futura a pesar de que el bloque de la sub-21 está formado. La competencia es de nivel y de renombre, sin duda: su paisanos y amigos Denis y Mina, Deulofeu o Iñaki Williams.