El Levante está dispuesto a echar el resto en el próximo mercado de enero para asegurar el ascenso. Pese a los históricos 10 puntos de ventaja en la clasificación, volver a Primera es un objetivo ineludible en Orriols, donde ya le han hecho saber a Tito y Muñiz que si lo consideran oportuno hay luz verde para fortalecer todavía más la plantilla. Tanto el director deportivo como el entrenador están muy satisfechos con el grupo y en absoluto quieren correr el riesgo de romper la armonía existente. Sin embargo, son conscientes por un lado de la incomodidad de los futbolistas con escasez de minutos, entre ellos algunos tan importantes como Verza o Casadesús, y por el otro de que pese a la magnífica temporada de Roger y la profesionalidad de Rafael en ataque no estaría de más otra alternativa. Precisamente por esto último los técnicos tienen en mente la posibilidad de reforzarse con un delantero que preferentemente caiga a banda, un perfil en el que ninguno de los actuales arietes termina de encajar.

El pasado verano el Levante tuvo abierta hasta el último momento la vía de contratar a un nueve en previsión de la hipotética salida de Rafael. Sin embargo, al brasileño se le cerró la puerta sobre la bocina pese a la existencia de ofertas que meses después han seguido llegando, sin olvidar que en junio queda libre y sobre su renovación no hay novedad. Uno de los recambios que estuvo encima de la mesa fue Mamadou Koné, al que el secretario técnico Carmelo del Pozo había tenido cedido en el Oviedo. Tras el ultimátum del Racing de Santander, finalmente fue el Leganés quien se impuso en la subasta. Sin embargo, lo cierto es que con sólo 169 minutos repartidos en cinco partidos, Garitano apenas está contando con él. En las últimas tres convocatorias ni siquiera ha entrado. Es, sin duda, de los futuribles con un mejor cartel.

Otro de los delanteros que gustaban y además mucho es José Naranjo, aunque en su caso el Celta estuvo rápido y cerró su fichaje por un millón fijo más una cantidad variable a las primeras de cambio. Su misión, nada más y nada menos, sustituir a Nolito. Naranjo, sin embargo, continúa a estas alturas inédito en LaLiga, ya que tan sólo ha jugado en Europa ante el Standard y el Panathinaikos. Es más, Berizzo ha dejado esta semana abierta la puerta a contemplar su salida siempre y cuando el jugador se lo pida. Naranjo, de 21 años y formado en la cantera del Recreativo, es un delantero que encaja perfectamente en el retrato robot con el que al Levante le gustaría retocar la plantilla. Fue, no en vano, premiado en la reciente gala de LaLiga como mejor delantero de Segunda División con el Nástic, con el que hizo 15 goles y estuvo metido en la pelea hasta el último momento por el ascenso.

Alrededor de un millón y medio de euros es aproximadamente la cantidad de la que dispondría el Levante dentro de su margen económico para acudir al mercado, pese a que esta fluctuará en función de si hay alguna salida en la plantilla y de las condiciones en que se produjese. La cifra de 1,5 kilos supone el 10 por 100 del tope salarial del Levante, un techo inalcanzable para la mayoría de sus rivales y que los granotas no han agotado. En verano se pagaron cantidades muy similares entre sí por todos los fichajes, desde el medio millón por Saveljich (al que se sumarían 250 mil euros más por ascenso); 600 mil por Chema; y 250 por Postigo, que serían 375 si el Levante sube a LaLiga Santander a final de temporada. Si esto se produjese, además, habría que pagarle 150.000 al Alcorcón por Muñiz, y 500 mil a la Sampdoria por Campaña, ahora una de las sensaciones.