Se acabó la Superluna. Al menos en Oviedo, donde se confirmó la fase menguante. Ante uno de sus rivales más directos, el Levante dejó atrás los días de vino y rosas. Fue la segunda derrota del curso y el primer bache tanto en juego como resultados. Nada, por otra parte, que haya ocurrido de la noche a la mañana. Nada, tampoco, excesivamente preocupante. Siempre y cuando se le ponga remedio. Hay colchón y tampoco es para echarse las manos a la cabeza.

Con una marcha menos, los granotas cayeron en el Tartiere con todas las de la ley. Un mal partido, sin paliativos, en el que volvieron a estar atascados en ataque, sin llegada ni puntería, y especialmente dubitativos en defensa. Buena parte de culpa de lo segundo la tuvo Jonathan Pereira, que armó el taco cada vez que cogía el balón. Una pesadilla de principio a fin. El gallego marcó el segundo gol y fue el responsable tanto del primero como de las acciones de mayor peligro. Encima en Néstor Susaeta tuvo a un excelente subalterno.

Con una propuesta más tosca desde la desaparición de Espinosa, reducido a los minutos de la basura, las constantes fueron preocupantes desde el pitido inicial. Una sensación de inestabilidad que se confirmó cuando Linares remató a la madera. Con toda la defensa a contrapié, el delantero chutó sólo. Sin embargo, al no acompañar el golpeo el balón salió descontrolado. Tuvo mucha fortuna ahí Raúl Fernández, encargado por otra parte de volver a sostener al equipo con sus intervenciones.

A remolque del Oviedo y con un partido tan pesado como el campo, el Levante replicó casi que por inercia a cada ocasión clara. Pero con el punto de mira desviado. Lejos de su zona de influencia, el goleador Roger se quedó sin mojar. No lo hizo él ni con la segunda línea desengrasada acudió nadie al rescate. Desatinado, Campaña falló una rosca. Desaparecido, Morales encaló la suya.

El primero del Oviedo se veía venir y llegó antes de cumplirse la hora. Raúl, otra vez salvador en primera instancia, no pudo hacer nada en la segunda jugada. Pedro López no compitió en el salto y Michu, el héroe local, marcó a placer. Como había ocurrido en el primer tiempo, el Levante replicó pronto.

Tras un córner, Roger rompió el fuera de juego y Chema se lanzó a cuchillo en posición de ‘nueve’. Su remate, sin embargo, fue ortopédico, con las dos piernas. El central, por debajo de sus prestaciones, fue protagonista tanto en lo que pudo haber sido el empate como en lo que a la postre significó la sentencia. En la acción posterior, Pereira se le escurrió a la espalda y el desliz acabó en gol. De ahí al final el Levante apenas dio señales con un disparo de Jason que le sacaron bajo palos. Poca respuesta para un Levante que continúa líder pero cuya cotización ha bajado unos puntos. Aún le quedan, eso sí, para seguir líder.