Detrás de su homenaje póstumo a jugadores y directivos del conjunto brasileño, fallecidos en accidente aéreo en Colombia, hay algo más que «la amistad» o experiencias comunes en el fútbol que unían a Rafael Martins con varios de ellos. El punta llegó a comprometerse y ser jugador del Chapecoense durante unos días en el verano de 2013, aunque finalmente nunca defendió su camiseta; los dirigentes del equipo tristemente célebre le acabarían liberando del acuerdo ante la aparición de Vitória de Setúbal en el horizonte.

En el Chapecoense, donde hubiera firmado una cesión con opción de compra, entendieron la postura del ahora jugador granota. A este se le presentaba la oportunidad de probar fortuna en el fútbol de elite europeo (tras su paso por el Zaragoza B años antes) y le dejaron marchar tras haber pasado hasta las pruebas médicas. Entre ambas partes se llegó a pactar que si en Portugal no le iban bien las cosas Rafael tendría las puertas abiertas del club brasileño al año siguiente.

En 2014, sin embargo, después de marcar 16 goles en Setúbal y contar con ofertas varias, incluida una del Sporting de Portugal, el ariete se comprometería con el Levante por tres temporadas. Lo haría a coste cero pero con el 50 por 100 de sus derechos en propiedad, después de haber tenido que comprar su libertad al equipo al que pertenecía federativamente, Audax de Sao Paulo.