El Levante se saltó en Alcorcón el guión de ser un equipo de Segunda División. Un desliz que Muñiz acabó afeando y que tuvo como resultado que desde la primera jugada del partido, la oportunidad que Róber Pier le sacó al viejo rockero de Navarro, el líder no se enterara de la película. Así que después de una racha triunfal de seis victorias consecutivas, el frenazo fue en seco. Un Alcorconazo en toda regla propiciado por un partido horribilis en el que a los granotas le pasó de todo y nada bueno. Desde un penalti de los que nunca se pitan a un gol en propia portería pasando, para colmo, por la lesión de Campaña.

La versión del líder fue tan desconocida como inesperada. Sobre todo en la primera parte, en la que sucumbió a la presión en el centro del campo de un Alcorcón intenso y justo vencedor. A partir de ahí los de Muñiz lo intentaron en balde. En un día de lo más impropio nunca fueron capaces de reacoplarse. Fueron a remolque, incapaces de combinar y de meterle al partido la concentración que requería.

Esta fue la acción en la que Pablo Pérez vio la tarjeta troja directa por su entrada a Campaña.

Con los puntos en bandeja, al Alcorcón le sobró con ponerle fuelle. Y es que ni siquiera los goles fueron cosa suya. El primero vino del silbato del árbitro, que reivindicó su fama de casero con una decisión cogida con pinzas. Y el segundo, como paradigma de los horrores, se lo marcó Postigo. Eso sí, todo empezó a torcerse con el penalti. En un salto de Toño con David Rodríguez, al lateral le afearon que pusiera el brazo. El propio David lo transformó con un tiro a la escuadra que de paso acababa con la imbatibilidad de Raúl.Verse por debajo en el marcador, eso sí, era lo normal para un Levante superado en todas las facetas. En el terreno donde es infalible, los balones divididos y las segundas jugadas, la voz cantante la llevó el Alcorcón.

Por ahí precisamente empezó a a irse por la borda el partido. Dos goles antes del descanso fueron el premio a la insistencia del Alcorcón, volcado sobre el área granota y triunfador en todas las reyertas del centro del campo. Tras una cesión errática de Róber Pier incluso resultó un milagro no encajar el tercero antes del descanso. Como el reglamento de momento se lo impide, Muñiz no pidió tiempo muerto pero lo que sí que hizo fue un cambio marca de la casa. Todavía con 1-0, el pato le tocó a Natxo Insa, curiosamente autor del único disparo a puerta en el primer acto. Así de paupérrimo fue el juego de ataque de un equipo incapaz de combinar.

Campaña, exjugador del Alcorcón, antes de marcharse lesionado.

Con un centrocampista menos y un hombre más arriba, Casadesús, el Levante intentó espabilarse, pero el espejismo apenas duró nada. Los granotas continuaron sin encontrar el norte y los desajustes se sucedieron. En uno de ellos llegó el segundo, una escurrida por banda en la que entre Postigo y Raúl escenificaron la empanada. Con el partido más abierto, Alejo y Owona tuvieron el tercero, mientras que Postigo remató a la madera en la acción con la que más cerca estuvo el equipo de cambiar su fortuna.

El panorama mejoró ligeramente en la segunda parte, pero de manera insuficiente, ya que el partido se abrió sin decantarse hacia ningún lado. Mientras que Raúl le hizo una buena parada a Alejo, Owona y Postigo remataron contra la madera. Con Rubén muy proactivo, los granotas apretaron los dientes, pero entonces llegó el golpe definitivo con la lesión de Campaña. Una entrada de roja de Pablo Pérez tras la que ambos equipos se quedaron con diez, ya que con los tres cambios hechos el levantinista no pudo continuar sobre el campo. Sin nada de provecho ya que esperar, la tarde acabó con un penalti no pitado por mano de Navarro en un extraño del balón. Aunque tal y como se sucedieron los acontecimientos, si lo llega a pitar lo normal era fallarlo.

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