Hoy debe ser un día para recordar. Es tan escandalosa la temporada de este dictatorial Levante que incluso se ha permitido el lujo de elegir el momento y el lugar. No es que haya racaneado ante Reus, Getafe y Cádiz, pero es tanto el margen y la demostración de supremacía desde que asaltara el liderato en la cuarta jornada, que podía jugar con la insultante realidad a su antojo y moldear el guión como le diera la gana para que el final feliz pudiera producirse en el fortín de Orriols. Basta con ganarle al Oviedo, sin depender de los demás. Es el guión perfecto. Tampoco pasaría nada si el ascenso se retrasara un poco más, pero la oportunidad de recuperar el terreno perdido en casa, en un Ciutat que reventará, no se puede escapar. El vestuario no quiere esperar más y eso que aún sobrarían seis jornadas. Menuda barbaridad.

362 días después de perder matemáticamente la categoría en La Rosaleda, este equipazo tiene en estos 90 y pico minutos la posibilidad de certificar su vuelta a Primera, de alcanzar la meta, de cerrar el objetivo perseguido desde que se tocó fondo. Hubo que resetear, recuperar el ADN real del Levante y resurgir con más fuerza. El ´Volveremos´ que entonaba el pequeño Diego en Málaga está a punto de cristalizar y ahí estará el fiel granota para vivirlo a ras de campo. Con el formato actual, nadie lo ha logrado tan pronto ni con tanta solvencia. Este mes estaba marcado en rojo como el de la gloria desde que el ascenso era ya una cuestión virtual. El Betis de la 2010/11 y el Elche de Escribá de la 2012/13, que fue líder de la primera jornada a la última, dieron el salto en la jornada 39 y les sobraron tres enfrentamientos. En el último curso, el Alavés lo consiguió en la penúltima ´batalla´ tras batir al Numancia en Mendizorroza (2-0), mientras que el Leganés sufrió hasta el cierre, ya que subió con el gol de Pablo Insua en Miranda (0-1).

Pedro López recordaba tras aterrizar de Cádiz, después de sufrir hasta el extremo para atar un punto que supo a ascenso, que justo aquel día se cumplía una década de la proeza de su Valladolid, dirigido por Mendilibar, que subió en la jornada 34 (22 de abril de 2007), a falta de ocho para el final con la anterior composición en la que ascendían tres equipos de forma directa. Los pucelanos llegaron tras aquel 0-2 en Tenerife a los 77 puntos, los mismos con los que su actual Levante, del que es primer capitán, finalizaría la 36 en caso de un triunfo de Primera frente a un Oviedo que está metido en la pelea por la promoción, con la amenaza de un Huesca que pretende desbancarle de su sexto cajón.

El líder ha llegado al momento clave en el mejor escenario posible. Getafe, Cádiz y Reus han sido los únicos que han podido rascar en Orriols. Son 45 de 51 dígitos posibles. De hecho, tras la derrota del Real Madrid en el Clásico, ya es el único equipo de LaLiga Santander y LaLiga 1|2|3 que se mantiene invicto con el respaldo de su gente. Con el ascenso en el zurrón, firmar una temporada entera sin borrones de anfitriones (faltaría medirse a Girona, UCAM Murcia y Huesca) y los premios individuales de Roger Martí, que pelea por ser el máximo goleador con Joselu (Lugo), Ángel (Zaragoza) y Ortuño (Cádiz), y Raúl Fernández, el ´cerrojo´ de la competición, amenazado por Édgar Badia (Reus) y Dani Hernández (Tenerife), serían los siguientes alicientes de un líder sin discusión.

Segundo ´match-ball´

Muñiz ya vivió un alegrón de esta trascendencia con el Málaga en la 2007/08, pero hay momentos que no recuerda. «Este ascenso quiero disfrutarlo, vivirlo y no olvidarlo nunca», desea el asturiano. Hombre de discurso prudente y discípulo aventajado de la escuela del ´partido a partido´, una combinación que le ha convertido en un técnico fiable, en un seguro de éxito, allá por donde ha estado, entiende que «es normal que haya preparativos» y que el entorno viva esta fiesta inminente, pero está tranquilo porque el vestuario impera la concentración absoluta. Hay confianza ciega. La plantilla está mentalizada en que este duelo es una finalísima que no se puede escapar tras los últimos resultados que han ralentizado la consecución del objetivo, con esa pizca de ansiedad comprensible por ver la meta tan cerca.

El primer ´match-ball´ era prácticamente una quimera. Había que ganar en el Ramón de Carranza, que pinchara el Oviedo en casa ante el Huesca y que Getafe y Tenerife perdieran ante Nàstic y Numancia respectivamente. Los cuatro escenarios acabaron en tablas y además por 1-1, de ahí que la ventaja con el tercer clasificado se mantuviera en 19 puntos, con 18 por disputarse tras este encuentro, por lo que ganar hoy tendrá como premio un billete a la estrellas. Valdría la ´X´, aunque no para celebrar el objetivo en el campo, si el Tenerife no derrota antes al UCAM, el Cádiz no gana en Alcorcón ni el Getafe en Zaragoza. Pero esta plantilla se ha conjurado para cumplir con la deuda a la afición por la puerta grande.