Sebastian Larsson tenía que haber sido el séptimo fichaje del Levante 17/18. Y no lo será, finalmente, porque él no ha querido. Porque se echó atrás en el ultimísimo momento. Una vez que se había comprometido formalmente por un año más un segundo en función de variables (partidos y permanencia) y de haber pasado incluso la revisión médica con el conjunto granota. Y no en cualquier sitio: en la clínica IVRE+, como el resto de la plantilla o caras nuevas, y bajo la supervisión del galeno del club, Miguel Ángel Buil, el pasado sábado.

El interior de 32 años, que también puede actuar como mediocentro, llegó a València el viernes por la noche procedente de su país natal. Lo hizo acompañado de su mujer y de su agente, de la empresa NSKY. Horas más tarde, como es preceptivo antes de oficializar cualquier acuerdo, se tuvo que someter a un exhaustivo chequeo. Más todavía en su caso, a consecuencia de la lesión de rodilla que había sufrido en la anterior temporada, la última en la que había militado en las filas del Sunderland.

Con todo OK, y a expensas solo de completar los últimos trámites necesarios para oficializar su incorporación (pues había estampado su firma antes de viajar a València), Larsson dio la espantada. Tanto él como sus acompañantes, que habían llegado a visitar el Ciutat, decidieron abandonar el hotel NH Las Artes el domingo por la mañana sin previo aviso. Para volver por donde habían venido. Como si nada hubiera pasado. El interés de equipos de The Championship (principalmente, el Hull City) estaría detrás de su decisión.

La postura del futbolista pilló a contrapié a los granotas, que ya daban lógicamente por hecha su llegada a coste cero. Larsson colmaba las aspiraciones económicas y deportivas de Tito, Carmelo y Muñiz; se encontraba libre de compromisos y en el mercado desde el 30 de junio, y cuenta con experiencia al máximo nivel internacional desde hace más de una década.

En Orriols prefieren pasan página y afirman que el sueco era simplemente una de las opciones. Que su presencia el pasado fin de semana se debía a que el jugador había pedido conocer la ciudad antes de vincularse al proyecto. Su deseo final es seguir en Inglaterra por motivos familiares, apuntan en el club a modo para explicar la espantada del refuerzo que hubiera completado la medular.

Larsson ha pasado la mitad de su vida en las islas, en las que aterrizó con 16 años para fichar por el Arsenal. Con el primer equipo ´gunner´ debutó en octubre de 2004, en un partido de la Copa de la Liga, pero realmente ha hecho su carrera en el Birmingham y el Sunderland. En el primero recaló a préstamo en 2006, y a título definitivo un año más tarde por un millón de libras. Agotado su contrato, en 2011, firmaría por el Sunderland.

Internacional en 90 ocasiones por Suecia, el curso pasado disputó 25 partidos entre la Premier y el resto de torneos oficiales. La mencionada lesión de rodilla le impidió tener más continuidad y ayudar al equipo inglés a evitar el descenso. «Mi idea es jugar al máximo nivel posible. Acabo de cumplir 32 años pero físicamente no tengo problemas. Esperaré y veré qué opciones tengo», apuntaba Sebastian, semanas atrás, a The Sun.

Reclamación del intermediario

En su afán por centrarse en nuevos objetivos de mercado, y aludiendo a que no había rubricado todos los contratos, el Levante no tiene previsto emprender acciones legales. Quién sí podría presentar una reclamación a la Federación Española y a la Federación Inglesa (a la que está adscrito) es Gianluca Fiorini. Él fue el intermediario por parte granota desde el primer contacto y defiende que realizó su trabajo correctamente (ya que el agente oficial del jugador y el propio Larsson le dieron el OK definitivo antes de viajar a España, dice), por lo que cree que debería cobrar la comisión pactada por la operación como si esta hubiera salido adelante definitivamente.