Con la noticia de SUPER sobre el plantón de Sebastian Larsson corriendo como la pólvora, el Levante no pudo o no quiso negar la mayor. La evidencia de que el internacional sueco había estado el pasado fin de semana en València, y de que había pasado incluso el reconocimiento médico previo a cualquier fichaje. Tampoco la de que estaba todo acordado con el exjugador del Sunderland, quien iba a convertirse en el séptimo refuerzo para la 17/18.

Fue el propio Quico Catalán quien ejerció como portavoz granota, preguntado al respecto en la presentación de Ivi. A su lado estaba el director deportivo, Tito, pero este le cedió la palabra: «Larsson estuvo en Valencia dos noches, conoció la ciudad, pasó revisión médica...», avanzó el presidente, para dar después en más detalles. No todos.

«El proyecto le encantaba y le hacía mucha ilusión poder jugar en Primera con su edad (32 años), ya que era un gran reto para él», apuntó Quico, quien achacó la decisión final de Larsson a «aspectos familiares». El presidente defendió que el acuerdo «estaba condicionado a que él viera dónde podría vivir y dónde iban a estudiar sus hijos». Y lo cierto es que Sebastian lo hizo. Además del Ciutat, visitó posibles residencias y quedó encantado con la que ocupaba hasta hace poco Simao Mate, en Torre en Conill.

«Son una familia que lleva 13 años en Inglaterra, y para ellos era de vital importancia no trastocar el futuro de su vida familiar», argumentaba el máximo mandatario, sin aludir al contrato de prestaciones de servicios de que el medio ya había firmado y remitido al club en la mediodía del viernes. Justo antes de viajar a España en compañía de su mujer y su agente, Anders Carlsson, de la agencia NSKY.

Su duración era de un año, más un segundo en función de variables (permanencia y partidos). Y, como cualquier otro contrato, estaba supeditado a la superación de la revisión médica y a que la federación aceptase la inscripción del futbolista. El primer requisito se dio; para el segundo no hubo tiempo, pero únicamente por culpa de la espantada de Sebastian, quien abandonó el domingo su hotel para volver a Suecia sin previo aviso.

Larsson tenía pendiente las firmas del modelo oficial de contrato y las fichas federativas. En ausencia de estas, como indica el acuerdo rubricado (del que SUPER ha tenido acceso a un extracto), este tenía «plena validez como contrato que vincula a las partes y en especial al jugador como futbolista profesional». En el citado documento se fijaba una cláusula de 15 millones. Una cantidad que no tendrá valor, al haber decidido el Levante no realizar reclamación legal alguna.

En Inglaterra dan ya casi por hecho el fichaje del medio por el Hull City. De esa posibilidad eran conscientes desde hace una semana los granotas. El agente del futbolista, había transmitido aun así personamente su preferencia por LaLiga y por la oferta del Levante a Gianluca Fiorini, intermediario en la negociación por parte azulgrana, antes de volar con destino a Orriols.