La Copa ha reforzado a un vestuario que necesitaba una victoria, más todavía con el primer gol de un delantero y la portería a cero, aunque no significase ningún paso al frente en el camino hacia la permanencia. Sí fue una inyección anímica y una muestra de que existen brotes verdes en la segunda unidad. Muñiz evaluó a los menos habituales, aunque en Ipurua volverá a echar mano del plan más reconocible. Con un pie y medio en los octavos de final, y tras romper una racha de más de siete meses sin vencer fuera de Orriols en competición oficial, el Levante afronta otro encuentro ante otro rival directo por la salvación (como lo será también el siguiente contra el propio Girona), que está coqueteando con el descenso y que es el menos competitivo desde que está Mendilibar.

Duda por un golpe en el tobillo izquierdo, de ahí que hayan viajado 19, Boateng abrió el baile de los delanteros, pero el casillero sigue a cero en LaLiga Santander. El ghanés dio lustre a su primera titularidad, pero hoy el ‘9’ será Alegría como en las siete primeras jornadas hasta que cedió en Cornellà-El Prat su rol protagonista a Nano, ahora lesionado por dos meses. El de Plasencia tiene ante sí una nueva reválida por el gol. De momento no hay más opciones naturales: él o Boateng.

El Levante se ha conjurado para pescar en río revuelto. El Eibar lleva cinco duelos seguidos sin ganar, los cuatro últimos sin ver puerta. Acumula casi 400 minutos sin gol, desde el de Enrich en el 6-1 en el Camp Nou. Además llega a este duelo tras perder contra el Celta en Copa en Ipurua. Muñiz persigue frenar la ansiedad que ha condicionado la dinámica liguera de cuatro jornadas sin ganar y ese 0-2 en Girona, con una apuesta que se parecerá poco a la de hoy, ha sido un alivio.

Pese a que la victoria se resiste en competición doméstica desde el 21 de septiembre ante la Real Sociedad, el margen con el descenso es de cinco puntos y el propósito es ampliarlo. Será el tercer duelo en Primera en el feudo armero. En el último (2015/16), con Rubi en el banquillo, el Levante dio un paso atrás en la pelea por una supervivencia que acabó siendo un imposible. El anterior, en uno de los últimos servicios de Mendilibar en Orriols, fue un partidazo y muy especial para Morales, ya que venía de ascender a la cúspide con el Eibar. El Comandante abrió el marcador de aquel 3-3 del 4 de octubre de 2014; justo su primer gol en la máxima categoría. Con el de la última jornada al Getafe lleva 13 dianas, las mismas que Serafín, Pepín, Caicedo y Rubén Suárez. En el objetivo del madrileño ya tiene a Koné a tiro, que hizo 15 tantos en la inolvidable 2011/2012. El maleficio en Ipurua se extiende también a la División de Plata, con seis derrotas y cinco empates en once duelos.

Con 19 por la duda de Boateng

La delantera sigue generándole quebraderos de cabeza a Muñiz, ahora por el tobillo de Boateng. Una acción fortuita con Shaq en la recta final del partidillo en el Ciutat previo al chárter hacia Bilbao obligó a Muñiz a llevarse a 19, con la entrada de Lukic y de nuevo sin Cabaco ni Langerak. Miguel Ángel Buil analizó la respuesta del jugador en la pisada sobre el mismo césped y el goleador en Montilivi mostraba señales de contrariedad. Volvió al grupo, pero ya no tocó balón e incluso se fue al vestuario mientras los compañeros de perfil más ofensivo lanzaban faltas y penaltis y el resto estiraban. «Tiene una pequeña molestia, lo evaluaremos de nuevo mañana por la mañana, iremos 19 por lo que pueda ocurrir», explicaba Muñiz en rueda de prensa. Fue analizado por el jefe de los servicios médicos y, en principio, confían en que se quede en ese golpe doloroso. El semblante de ‘Boa’ era distinto en el viaje. Era otro, bromeando con el propio Shaq.