La titularidad de Oier por Raúl bajo palos es la gran sorpresa del once titular del Levante. Una decisión técnica de Muñiz, que recurre también en el lateral derecho a Shaq por las lesiones y a Doukouré en lugar de Lerma en el centro del campo.

En tiempo de lesiones, la definitiva puesta a punto de Jason ha supuesto la excepción y sobre todo el contrapunto necesario. Una inyección de optimismo, de oxígeno y de fútbol para poder dar carpetazo a la crisis de juego y de resultados. Con él, el Levante iba como un tiro; su ausencia coincidió con un declive, incluso con la pérdida de metros sobre el campo, que ya se han hecho demasiado largos. Van seis jornadas sin ganar, la última con el gallego volviendo a la carrera, y bueno sería que no hubiera una séptima.

No debe servir de consuelo, sino de referencia. El rival, la UD Las Palmas, está mucho peor: con seis puntos, penúltimos y la condición de peor conjunto de LaLiga Santander en 2017 a la espalds. Sus urgencias seguramente sean una de las mejores armas granotas. En la isla flotan sin rumbo después de haber cambiado de técnico y haberse dado con cinco derrotas como respuesta. Ayestaran difícilmente pasaría el corte con otro tropiezo.

«Hay que revertir cuanto antes esta situación pero tampoco hay que alarmarse. Ni siempre vas a jugar bien, ni siempre mal. Teníamos claro que en Primera no iba a ser como en Segunda, en la que cada semana prácticamente podías ganar de calle. Aquí está todo más igualado y hay que trabajar mucho para sumar los tres puntos en cada partido», defiende el extremo, quien reconoce que en los malos momentos «se nos han nublado las ideas». «Físicamente estamos bien.

Corremos la misma distancia. Quizá cuando no nos vimos con la misma fuerza y facilidad con la que jugábamos antes nos vivimos un poco atrás», explica Jason, cuestionado por los 15-20 metros perdidos sobre el césped en los que tanto ha incidido durante el paro liguero, en público y en privado, el entrenador del Levante.

Es su propio ombligo el que los granotas más se han mirado en las últimas dos semanas. Por las malas sensaciones dejadas ante el Girona, por las correcciones tácticas realizadas y por la última oleada de lesiones que se les ha venido encima. Alegría cayó en Buñol; y Lerma y Lukic con sus selecciones. Una contractura en los isquios y molestias en un nervio de la rodilla, respectivamente, han dejado también fuera sobre la bocina a Pedro López y Luna. Sin estos dos últimos, los laterales tienen nombre y apellidos: Toño y Shaq, a quien por la derecha le vendrá muy bien la ayuda de un extremo comprometido en las ayudas como el gallego: «Es lo que me pide el míster, que ayude al lateral, y estoy a gusto haciéndolo».

El triángulo de seguridad, con Chema y Postigo de centrales y Raúl bajo palos, permanece inamovible. Morales era otro de los que estaba en duda, aunque su evolución en las últimas horas invita a apostar por su titularidad. Está por ver si infiltrado o no, después del esguince de tobillo que le ha martirizado en días anteriores, pero actuaría en la banda izquierda y relegaría otra vez a Ivi al banquillo.

El ex del Sevilla Atlético es el principal damnificado por la vuelta de Jason. Ya en la anterior jornada le tocó ser suplente, después de la rehabilitación exprés del gallego. «No me arrepiento de haber forzado. A nivel de sensaciones de la rotura muscular estaba bien, no notaba nada, pero sí que es verdad que quizá no tuve tiempo suficiente para coger forma física, la misma fuerza que en otros partidos. El parón me ha venido perfecto para recuperar esa dinámica y poder jugar 90 minutos», asegura el '23', quien tiene muy presente que es de los pocos jugadores de segunda línea que no marcado aún. Justamente él, quien fue el segundo máximo goleador granota el pasado curso.

«Sé que la gente espera que consiga algún gol, pero yo también. Estoy deseoso, aunque sin ansiedad, por hacerlo. Como a todos los que jugamos arriba, me gusta ver puerta. Lo que tengo muy claro es que lo importante es ganar». Y más hoy.