No es un partido más y desde luego eso se nota en mil y un detalles. Uno de los más significativos es que para hacer piña Muñiz ha convocado para la cita de este noche contra el Betis a toda la plantilla, es decir, a los 25 jugadores disponibles en su totalidad, ya que a los lesionados Iván y Raúl se les dio la ficha de baja.

Aunque es cierto que lo habitual en el míster es dar la lista la misma mañana del choque cuando se juega en el Ciutat, hoy los granotas están citados a mediodía directamente en el hotel de concentración de siempre. Una manera, sin ninguna duda, de mantener en lo más alto la tensión y el compromiso del grupo al completo. Nada tampoco que no haya pasado otras veces y cuando el camino se complicaba y tocaba arrimar los hombros.

Por primera vez en lo que va de temporada, Muñiz tiene a su disposición a todos los jugadores después de que las lesiones hayan dado una anhelada tregua. Con la recuperación de Lerma, el último en pasar por el dique seco, el Levante llega a este tramo definitivo de la temporada con un respiro en lo físico que se traduce en una mayor competitividad y mejores variantes para un entrenador que parece decidido a apostar por un cambio de sistema ahora que tiene mimbres suficientes para salir con dos delanteros.

Papeleta complicada

Con la decisión de convocar a todos los disponibles para el partido, lo cierto es que Muñiz también aplaza una decisión traumática como es la de hacer nada más y nada menos que siete descartes técnicos a la hora de formar una lista oficial de 18 jugadores.

Después de un partido como el de Anoeta, no hay duda de que los jugadores que se queden fuera pueden quedar señalados y en este sentido la decisión vendrá cargada de morbo. Eso sí, con tres partidos en una semana, ya que el jueves tocará el Alavés y el domingo el Getafe, el entrenador ya ha avisado de que lo normal es que haya reparto de minutos y con ello rotaciones.

Al margen de un portero, ya que están citados los tres, serán seis los jugadores de campo que verán esta noche el partido desde la grada. El saudí Fahad parece un descarte seguro, pero a partir de ahí se abre el abanico. Un bendito problema para Muñiz tener tanto dónde escoger.