Mucho se ha hablado y va a seguir haciéndose sobre la planificación y los fichajes de esta temporada. Pero nada, ni un solo 'pero', se ha dicho en contra de Coke, posiblemente el mejor refuerzo de todos los llegados a Orriols contando los dos mercados, el de verano y el de invierno.

El lateral derecho vallecano, reconvertido ahora por las circunstancias a izquierdo, cayó de pie desde el primer momento y desde entonces ha ido poco a poco convenciendo a todos, incluidos a los más escépticos, de que para el club sería un puntazo retenerlo una vez termine su cesión. La realidad, sin embargo, es que se trata de un jugador que ahora mismo no tiene precio.

En el acuerdo de cesión firmado entre Schalke 04 y Levante UD no se incluyó ninguna opción de compra. Se trata, exclusivamente, de un préstamo puro y duro. Así lo quiso el club, que en su momento prefirió no correr el riesgo de vincularse a una cláusula automática por la cual habría tenido que desembolsar una cantidad de traspaso proporcional teniendo en cuenta tanto su edad, 31 tacos, como los cinco millones que en 2016 los alemanes le apoquinaron al Sevilla. A día de hoy su tasación no estará por debajo de los 2-3 millones de euros aun quedándole sólo un año más de contrato.

El tiempo y sobre todo su rendimiento han demostrado que habría sido una buena inversión, ya que se trata de un jugador cotizado y con mercado que se decantó por el Levante antes que por las propuestas de clubes sobre el papel superiores. Su elevada ficha, la cual el Levante asume totalmente durante seis meses, fue el otro gran freno que lo paró todo. En realidad, la operación se disparaba básicamente por esto.

Incluso el propio jugador prefirió que así fuera, que no se incluyera ninguna cláusula, para que la negociación se desenquistase y así vestirse de azulgrana lo antes posible. No en vano lo hizo antes de abrirse el plazo de enero. Su llegada a Valencia se produjo con el equipo precisamente en Sevilla, donde los directivos de su antiguo club felicitaron a los granotas por el «fichajazo». En el acuerdo, bastante beneficioso para los de Orriols, se contempla el pago de un extra de 100.000 euros por la permanencia.

Una vez se consume la salvación, ya que su continuidad en Segunda sería inviable, y que al mismo tiempo quede clara y definida la apuesta deportiva para la próxima temporada, está claro que el Levante tratará de mover ficha. El jugador, que el próximo verano habrá entrado ya en su último año con el Schalke y estará a seis meses de firmar libre con cualquier otro club, se muestra por la labor de prorrogar su estancia en el Ciutat.

Y eso que él y sus representantes son conscientes de que muchos equipos siguen tras él después de haber demostrado que está perfectamente recuperado de la grave lesión de ligamento cruzado que torció su paso por la Bundesliga. «El fichaje de Coke colmaría las aspiraciones de cualquier equipo de Primera División», explicó a su llegada el actual secretario técnico y principal valedor de su fichaje, Carmelo del Pozo. Ambos coincidieron en el Rayo Vallecano.

La idea inicial era haber abordado la continuidad de Coke en marzo, pero la incertidumbre sobre la situación deportiva del equipo lo ha demorado. En estos momentos tanto el Levante como el jugador consideran que si el Schalke se clasifica para la Champions pondrá menos pegas para venderlo, ya que habría dinero para lanzarse a por futbolistas de un perfil superior que sí que cuenten para el entrenador.

Iván y Shaq tienen contrato

Si Coke finalmente se queda, el Levante tendrá seguro a tres laterales derechos en plantilla, ya que tanto Iván López como Shaq Moore tienen contrato en vigor. Además está el caso de Pedro López, pendiente de una reunión con el club para renovar, lo que precipitaría un overbooking en esa posición y la posibilidad de que Iván o Shaq tuviesen que marcharse cedidos para jugar.