Superdeporte

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Nahuel Miranda

El odioso junio de 2023

Prácticamente el 50% del valor de la plantilla del Valencia CF acaba contrato en junio del año que viene; entre ellos, nada más y nada menos que cinco de los seis valencianos

Gayà es uno de los futbolistas que acaban contrato en 2023 JM López

Soy muy fan del Bayer Leverkusen. No por el club en sí, bastante artificial y controlado por la farmacéutica que ha hecho grande la ciudad, pero sí por cómo están haciendo las cosas. Son la gran alternativa al Borussia Dortmund, replicando y mejorando su estrategia de captación de jóvenes talentos… para retenerlos en el club hasta que la oferta correcta llegue. Buena prueba de ello es que pueden hacer un once de plenas garantías con jugadores vinculados al club hasta, por lo menos, 2025. Todos ellos jóvenes, con margen de crecimiento y sin cláusula de rescisión. Entre los Schick, Wirtz, Frimpong, Diaby o Hincapié hay muchos millones de euros… y ninguno saldrá regalado del club si nada se tuerce. Ya pasó con Kai Havertz, estrella del Chelsea, y amenaza con volver a ocurrir. El Bayer es todo lo que debería ser un club vendedor.

Duele comparar al Valencia con alguno de estos proyectos. La falta de modelo es evidente y las perspectivas a futuro solo hacen que asentar esta sensación. Siete jugadores del Valencia entraron el pasado 1 de julio en su último año de contrato con el club. Entre ellos, cinco de los seis valencianos (todos salvo Rivero), más Diakhaby y Cillessen. La suma del valor de este elenco representa el 48,7% del valor de la plantilla, de acuerdo con Transfermarkt. Solo los recién ascendidos Girona y Valladolid, sin capacidad para planificar a largo plazo por el cambio de categoría, tienen comprometido un porcentaje mayor dentro de LaLiga. Ninguno de los cuatro grandes rivales por Europa del Valencia (Real Sociedad, Betis, Sevilla y Villarreal) llega al 12% en este mismo baremo.

El Valencia enfrenta un verano donde renueva a estas siete piezas o está obligado a venderlas. Tanto los otros clubes como los agentes de los futbolistas saben qué cartas tiene en la mano el Valencia, que hace tiempo que dejó de tener la sartén por el mango. Yendo un paso más allá, hay otra buena tanda de jugadores que se quedan sin contrato en 2024 y a los que convendría atajar antes de repetir la misma situación que este verano. Los principales son Maxi Gómez, Guedes, Mamardashvili, Gabriel Paulista, Uros Racic y Manu Vallejo. La parálisis constante en la que vive el club desde septiembre de 2019 lleva a que los activos del club valgan cada vez menos. El Valencia ha estado torpe, pero sobre todo lento. A la depreciación deportiva de jugadores como Maxi, Vallejo, Diakhaby o Cillessen, se suma una actuación pobre en los despachos. Salvo excepciones contadas, cuesta encontrar un escenario donde el Valencia venda a sus estrellas por el valor que realmente tienen.

Dice Monchi, en la frase que define su modelo para el Sevilla, que «para saber comprar, primero hay que saber vender». Anil Murthy creyó que desmantelar el equipo campeón de Copa ayudaría a recuperar las maltrechas finanzas del club. Regaló a Parejo, Coquelin, Ferran o Kondogbia por no saber encontrar la forma para retenerlos y darles salida de forma escalada, por no ponerlos en valor en el mercado. Vendió sus cartas aquella tarde en Leganés, donde pidió a todos los representantes de la plantilla que trajeran ofertas al club. Nunca llenó aquel vacío, buscando hacer crecer a los canteranos simplemente por el hecho de ponerlos, como si de un modo carrera del FIFA se tratara. El valor del club ha caído en picado y, con ello, el de sus futbolistas. El Valencia no supo vender, ya no tiene margen para comprar… ni tiempo para poner en valor el escaso talento que le queda.

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