Stankevicius habla lituano, ruso, inglés, italiano y castellano. El VCF no ha fichado a un políglota para atender las necesidades de la Champions, pero al margen de enriquecerte culturalmente, hablar con la gente de tu alrededor en el país donde trabajas ayuda para crecer, pero no tiene por qué ser determinante. Y ahí esta el ejemplo de Jeremy Mathieu, aunque me quedé asombrado cuando Tino Costa reveló que el lateral francés le contaba chistes por lo bajini. ¡Alucinante! Seguramente prefiere no competir con Joaquín o Voro en un festival de chirigotas, de ahí que hable en voz baja, pero lo que nadie puede reprocharle es su entrega en el día a día. Cada uno tiene su forma de ser y nadie es capaz de cambiarte, porque el Valencia lo ha fichado para jugar al fútbol. Desde la grada puede existir la percepción —quizá errónea— de que el lateral bretón sería «mejor» si se comunicara durante los partidos, pero los que han estado ahí abajo son conscientes de que muchas veces un gesto es determinante y suficiente. No hablar castellano te puede perjudicar en la vida cotidiana, pero no es una excusa para no rendir, y sólo hay que ver a Mathieu. Sigue con los cascos y su DVD portátil como mejor aliado en los desplazamientos del equipo, habla muy poco, pero cuando entra al césped rinde igual. Prefiero gente así a otros futbolistas que tienen mucha labia pero pasan por sus clubes sin demostrar nada. Y si es por una cuestión de idiomas, Stankevicius le puede dejar alguno… Despierta curiosidad ver al lituano intentando bailar unas sevillanas, pero nadie puede poner en duda que es un buen complemento para la línea defensiva y con una opción de compra de 1,5 millones de euros, cifra baja y difícil de conseguir en una negociación. Si rinde, se ejecutará.