De Costa a Costa. Así, escrito los dos ´costas´ con mayúsculas. Este de Costa a Costa va dedicado a dos jugadores que comparten apellido pero que distan un disparate en su rendimiento sobre el terreno de juego. Me refiero, como ya todos ustedes habrán despejado la duda, a Ricardo y Tino o Tino y Ricardo… aunque en este caso ni tanto monta ni monta tanto. Uno, Ricardo, el más veterano y con un currículum envidiable, vaga como alma en pena sobre el terreno de juego provocando una inseguridad en su equipo que comienza a resultar alarmante. Ricardo hace aguas por todas partes… y lo peor del tema es que todos sabemos que es un jugador de amplio recorrido y con unas prestaciones muchísimo más altas que las demostradas en el Valencia hasta este momento. El otro Costa se llama Don Tino… y le pongo el ´don´ por delante con todo merecimiento. Tino Costa se ha convertido en el gran descubrimiento ´taronja´ en la presente temporada. En cuanto la lesión de Banega le abrió las puertas de la titularidad su fútbol se ha ganado a toda la afición simplemente por descomunal. Tino lo hace todo bien… al contrario que Ricardo. Sube, baja, reparte juego, centra de maravilla, mete golazos, se vacía en el campo y parece que lleve entre nosotros toda la vida. Una delicia este Tino.

De Emery a Quique

Este es otro de ´Costa a Costa´ aunque no he querido ponerlo en el título del ladillo para no interferir con el titular principal. El asunto es el siguiente. Todo lo que hizo mal Unai Emery en la primera parte del partido —¿culpa de malas rotaciones o culpa del empuje del rival?— se transformó en dominio absoluto tras el descanso —¿culpa de las buenas modificaciones tácticas o culpa del achique del rival?— que fue merecedor no sólo del empate… la victoria —¿y ese penalti del extraordinario De Gea sobre Mata?— desde mi punto de vista hubiera sido más justa, aunque sólo lo fuera por los pelos. El segundo asunto es Quique Flores. De inicio supo cómo jugarle al Valencia y el Atlético pasó de equipo visitante a dar la imagen de ser el equipo local… tal fue su dominio. Ahora bien, tras el descanso y con un gol de ventaja a su favor —¡magnífico contragolpe el que adelantó a los rojiblancos en el marcador!— los colchoneros se fueron a dormir y ya sea por el esfuerzo del Valencia por remontar o por el ´barraquismo´ que tanto le mosquea a Quique por defender, el duelo dio un giro de 180 grados y se fue de Costa a Costa. Una parte para cada equipo y una parte para cada entrenador. Lo dicho, de costa a costa.

Diez de doce

No voy a entrar en la disyuntiva de quién debería haber salido en el equipo titular: Albelda o Topal. Ese ´De Costa a Costa´ no me interesa. El que sí me interesa es el de Costa a Costa que ha modificado las sensaciones del valencianismo en tan sólo 450 minutos de fútbol: cuatro partidos de Liga y uno de Liga de Campeones. Miren, al final del ya casi extinguido verano, con tanto traspaso lastrando la mochila de la ilusión blanquinegra, nadie daba un duro por los de Manuel Llorente. Pero fíjense cómo ha evolucionado todo de esa ´costa´ estival a esta otra ´costa´ más otoñal. El tema dice así: en la liga el Valencia ha logrado sumar diez de los doce puntos por los que ha peleado, lo que se traduce en tres encuentros ganados y otro empatado.… el del miércoles ante el Atleti de Quique Flores. Eso, si nos lo llegan a jurar entre los meses de julio y agosto no se lo hubiera creído ni el ´llorentista´ más recalcitrante. Como ven, la ´costa´ liguera —recuerden que estamos en un mundo que se mueve de ´Costa a Costa´— ha girado en un visto y no visto de un color negro enlutado a un blanco casi nupcial en estos instantes. Ahhh, que no se me olvide, también conviene recordar que esta temporada hemos regresado a la Champions y además —de Costa a Costa de nuevo— de haber estado en los últimos años, en la presente temporada podemos decir con orgullo que somos el equipo que mejor ha comenzado la fase de grupos. Ganar 0-4 en Champions, se llame el rival como se llame, está al alcance de muy pocos. Y uno de esos pocos, hoy en día, es el Valencia… que no para de girar de ´costa a costa´.