Espero que no se mosquee nadie. Quiero al viejo coliseo de Mestalla —trabajando en sus entrañas pasé tres años inolvidables— como no se pueden hacer ninguna idea. Lo mío fue amor a primera vista... y hasta hoy, que sigo más enamorado que nunca de esas vetustas gradas que tantos días de gloria —y otros no tanto— nos han ofrecido. Quiero a Mestalla, sí, pero lo quiero sin ponerme una venda en los ojos. Conozco sus virtudes y sus defectos. Y como lo conozco no me queda más remedio que hacer un llamamiento a todos los colonizadores que esta tarde-noche se dejen caer por el coliseo para ver el partidazo contra el Manchester United... nada que ver con el Manchester de Silva.

Rotaciones (1)

Miren, en el viejo coliseo con nombre de acequia es costumbre volcarse con su equipo cuando este —digo del equipo y por tanto del Valencia— es capaz de transmitirle buen juego, goles y alegría y, por el contrario, se muestra frío y algo distante —pero siempre fiel a los suyos, ojo, que nadie me malinterprete— cuando lo que ve sobre el terreno de juego no es del todo de su agrado. Pues bien, hoy toca cambiar de chip y comenzar a hacer rotaciones en las gradas de Mestalla. Hoy da igual si el conjunto de Emery lo borda o es desbordado. Hoy lo que cuenta es que desde el primer segundo hasta el último suspiro del choque ante el United, Mestalla sea un clamor apoyando a los suyos. La rotación —o las rotaciones, si ustedes lo prefieren así— hoy son responsabilidad de los aficionados... no del técnico.

Rotaciones (2)

Por cierto, y hablando de rotaciones, visto lo visto en lo que llevamos de temporada —Liga, Champions y amistosos previos a la Liga— a mí me da exactamente igual quiénes sean los hombres elegidos para la gloria por Emery por la sencilla razón de que confío en todos ellos. Es más, no sólo confío en el ´11´ con el que nos pueda sorprender el míster valencianista, en estos momentos, este año, en el que confío de verdad —¿les resulta sorprendente después de tanta crítica en el pasado?— es en el propio Unai Emery y en su capacidad de manejar a la plantilla. No sé si he sido yo el que ha cambiado su forma de enfocar el asunto —con los años y el sosiego se ven las cosas de otra manera— o ha sido Emery el que ha madurado y se ha hecho con las riendas de un grupo de profesionales que la temporada pasada se le subió demasiadas veces a las barbas. Bien, sea como fuere, yo hoy me pongo del lado de Emery y por supuesto del lado del Valencia. Hoy yo mismo soy carne de rotaciones.

Rotaciones (3)

Esta ´rotación´ que les voy a escribir tiene poco de eso, de rotación, pero tiene mucho de amor a otros colores que me embargan desde mi más tierna infancia. Miren, en primer lugar soy valencianista; en segundo lugar antimadridista —por sus continuos excesos de todo tipo y condición— y en tercer lugar me siento un enamorado del fútbol británico y por encima de cualquier escuadra me siento un ferviente admirador del Manchester United. Esta rotación —la número 3 de este artículo— es simplemente un homenaje a una rotación singular: de Kempes —mi ídolo natural que seguirá siéndolo hasta que la muerte nos separe— a Sir Bobby Charlton, uno de los mejores delanteros que he visto sobre un terreno de juego y que obviamente lucía los colores rojos del Manchester United. Hoy, esta tarde-noche, espero ver todo un partidazo. Se lo debemos a Marito Kempes y al más bajito de los Charlton.