Mosqueo por el generalizado sobrepeso posvacacional al margen, Emery está más contento que unas castañuelas con el grupo que lleva entre manos. Con el regreso de Mata y Parejo en perspectiva, más el futuro fichaje de un central y la posible marcha de Banega, el vasco cree que por primera vez en cuatro años tiene la posibilidad de trabajar sin ataduras ni cortapisas de ningún tipo. Ni deportiva ni disciplinarias; atrás quedan los malos rollos por el excedente de la plantilla o por el comportamiento o la actitud de ciertos jugadores.

Más profesionalidad, implicación y ganas de hacer piña. Eso es lo que ve el vasco cuando mira al vestuario, con la llegada de los Rami, Alves y Piatti, y la salida de Navarro, Vicente o Fernandes, por citar algunos nombres. Hasta el reinsertado Miguel parece estar en el buen camino, aunque habrá que esperar para ver si su reconversión es real o un mero espejismo.

Ahora que ha quedado claro que es posible, la pregunta es porqué no se hizo antes. Porqué el Valencia ha esperado tanto tiempo para seguir el ejemplo ofrecido por Laporta a su llegada al Barça y deshacerse de los contratos que estaban por ahí colgando. Si algunos jugadores no tenían ni iban a tener cabida en el equipo, mejor no prolongar más la agonía. Un punto para Braulio.