Para clásicos, los de Mestalla. Cómo han degradado el fútbol algunos, porque lo que se vio anoche fue un partidazo. Dos grandes equipos jugando de tú a tú, con intensidad, pero sin violencia. Con contacto, pero sin trampas. Valencia y Barcelona dieron una lección, un duelo de Copa disputado y emocionante, sólo empañado por las clarísimas manos de Pinto Colorado que hubieran significado la expulsión. Aunque el Barcelona se hubiera quedado con diez, la verdad es que prefiero a Pinto en la portería que a Valdés, por cuestiones obvias.

San Alves

El severo penalti de Miguel a Thiago hubiera desequilibrado el resultado, pero se hizo justicia gracias al especialista de Alves, un auténtico porterazo bajo los palos y un peligro cuando sale. Pero con su paradón a Messi enmendó el gol de Puyol que se comió. El Valencia estuvo a la altura del meta brasileño, muy bien. Mathieu volvió a ser una pesadilla por la izquierda y Piatti empieza a ser el que vimos en Almería.

Soldados

Banega y Albelda fueron los pilares centrales del equipo y Jonas se fundió, porque a su recital de pases añade una gran tarea de primera línea de contención. El Valencia siempre estuvo en el partido, con esa concentración que había olvidado en los últimos partidos de Liga. Así y con el empate a uno, la eliminatoria está abierta y los de Emery darán mucha guerra en Barcelona.

Creer

Me fastidia el empate, porque fue el único despiste del partido, pero el valencianismo puede estar satisfecho, porque los de Emery tutearon al todopoderoso Barcelona, con entrega, compromiso y orden. Así sí que se puede creer que llegar a la final es posible.

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