Había que soñar, creer y luchar, pero a veces con eso no es suficiente. La llama se apagó con el gol de Adrián López, el público se vino abajo y el tiempo de espera se convirtió en la peor tortura. El próximo 9 de mayo habrá que apagar la televisión porque el Valencia CF no estará en la final de Bucarest por el ridículo que se hizo en el partido de ida. Y hay que reflexionar mucho. Unai se va a marchar, pero no debe ser el único viendo el comportamiento de algunos futbolistas que no han demostrado estar a la altura de este club. Se han llegado a dos semifinales y en la liga se ocupa el tercer puesto, pero se podía haber hecho más, todos deben mirarse el ombligo. Hubo aficionados que se quedaron inmóviles en su asiento llenos de rabia en su interior mientras los hinchas del Atlético gozaban, y eso requiere medidas urgentes para que mantengan su asiento y no se cansen de hastío.

«Fichar a Adrián»

Tenía que ser Adrián, el chico que decían que no tenía gol los que le habían visto jugar sólo dos ratos y acabó siendo el que enterró las posibilidades del VCF de volver a disputar una final europea. Su nombre estaba en la agenda de Braulio, pero acabó en el Atlético de Madrid a pesar de los continuos mensajes de un chico que siempre va a tener al equipo blanquinegro en el corazón: Juan Mata. «Hay que ficharle, hay que ficharle», repetía Juan una y otra vez… pero acabó en el Atlético y a mediados de mayo vamos a ver a uno en la final de la Champions —Mata— y a su amigo en la de Bucarest, cuando los caminos de ambos dos pudieron unirse con el escudo del murciélago. ¡Qué rabia!

Lágrimas

Seriedad, inteligencia y esfuerzo fueron las bases de un VCF que levantaba a su gente del asiento, sólo faltaba acertar en ese último instante, meter la bota antes que el rival, que Courtois no llegara a un balón. Mestalla ovacionó a su tropa al descanso consciente del notable esfuerzo que había hecho a pesar del triste 0-0 que no valía para pasar. Los nervios hicieron que muchos ni quisieran tocar su bocadillo al descanso, pero el mensaje que se decía era claro: hay que marcar pronto el 1-0, si no… se complica. Y de un tiempo a otro cambió el semblante totalmente, los ojos brillantes repletos de ilusión siguieron brillantes, pero porque amenazaban con soltar unas lágrimas.

¿Nuevas tecnologías?

La UEFA comienza a usar las nuevas tecnologías, aunque no lo vaya a admitir públicamente. Minuto 76 de partido, centro al área de Barragán y Tino Costa busca el remate con la oposición de Thiago, los dos utilizan las manos para impulsarse

y uno de ellos lo toca. El árbitro pita a los pocos segundos —por decisión del juez de portería— y los jugadores rojiblancos se vuelven locos pensando que es penalti… Es lo que parecía hasta que se formó una improvisada tertulia entre el árbitro principal, el asistente y el de portería… tres minutos en los que se formó una tangana con agresión de Thiago a Jordi Alba, Soldado al borde de un ataque de nervios, empujones aquí y allá, Simeone saltando al césped amenazando como en su etapa de futbolista… y mientras, los rectores de la UEFA viendo repeticiones de la jugada, hasta que señalaron manos de Tino Costa. Y acertaron. Tres minutos, con pinganillos en los que se dice que no hay injerencias externas, pero mucho tiempo e ideas poco claras de los árbitros como para acertar.

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