Si te da el sol haces sombra. Es una ley física, o algo así. Pero hay muchos tipos de sombras. Por ejemplo, hay unas que son alargadas. Cuando decimos que alguien tiene la sombra alargada queremos decir que se habla de él, o se le recuerda, mucho tiempo después desde que se haya ido, es decir, el tipo en cuestión ya no está pero ahí sigue su sombra. En fútbol hay entrenadores que tienen la sombra alargada. Por ejemplo Guardiola, que por muy bien que le vaya a ´Pito´ Vilanova en los números, siempre se está hablando del Barça del Pep. Me figuro que cuando se vaya Mourinho del Madrid seguirá dando mucho que hablar y será entonces cuando se invente el dicho de tener una mala sombra alargada. Tiempo al tiempo.

Lo de tener la sombra ´longaniza´ es habitual en esto del fútbol donde hay tantas opiniones alrededor de lo que hace un equipo, y sobre todo, donde todo se vive con pasión y se hacen bandos con tanta facilidad. Pero si de algún entrenador no esperábamos que tuviera sombra alargada era de Unai Emery. Más que nada porque cuando el Valencia decidió no renovarle casi faltó una manifestación pública de alegría por parte de la gente, es decir, nunca pensamos que le echaríamos de menos. El técnico vasco tuvo que soportar un nivel de crítica por parte del personal que rozó lo cómico y quizá por ello llame tanto la atención la permisividad con Pellegrino. No lo critico, solo digo que tengo la sensación de que si otro entrenador, por ejemplo Quique Flores o el propio Emery, hubieran firmado un inicio liguero como el que está haciendo el Flaco, habría sido pasto de la crítica sin piedad. No pasa con Mauricio. ¿Por qué? ¿Por qué si como entrenador no tiene crédito alguno porque no ha entrenado a nadie? ¿Por qué si como jugador fue un buen central de un gran equipo o un gran central de un grandísimo equipo pero nunca gozó del cariño desmesurado de la grada? Del Pellegrino futbolista dicen que mandaba en el vestuario y me lo tengo que creer, pero eso nunca llegó a la grada, es un crédito que quedó oculto y que no justifica que ahora no sea señalado con el dedo.

Por lo tanto si las circustancias del crédito que tiene Pellegrino entre la gente y que no lo convierten en el centro de la crítica no están en el propio Pellegrino, ¿dónde están? Y ahí aparece la alargada sombra de Emery. Según mi teoría, a todos nos interesa que Pellegrino triunfe, pero los hay que lo necesitan para no quedar en fuera de juego. Son aquellos que criticaron tanto a Emery que ahora se ven obligados a esperar antes de criticar al Flaco. Y lo hacen por dos motivos; primero para poder justificar las a menudo injustificadas críticas a Emery y decir aquello de ´ven como Emery no valía para entrenar al Valencia, si ya lo decía yo€´. El segundo motivo por el que prefieren esperar antes que criticar a Pellegrino es porque si te has pasado dos o tres años dándole palos a un entrenador te ves obligado a aplaudir al siguiente para no parecer un cascarrabias al que todo le parece mal. A mí me ha pasado. Al final, lo que queda es que Emery, como El Cid, sigue dando que hablar en Valencia aún después de muerto porque nos ha dejado el discurso hipotecado.

Con esto no trato de echarle a la gente encima a Pellegrino, ni mucho menos, que cada uno critique lo que quiera y como le dé la gana, simplemente hago públicas algunas reflexiones porque prefiero escribir sobre ellas que sobre el partido en Málaga. De él solo diré un par de cosas que el señor entrenador debería tener en cuenta; primero que no recuerdo cuando he visto al Valencia hacer un partido tan malo, y lo digo después de haber pensado mucho, si acaso uno en Zaragoza con idéntico resultado después de caer en Champions ante el Schalke, lo que, comparado con lo que tenemos ahora, sirve casi de justificación aunque sea a toro pasado. Y segundo, el partido me pareció una tomadura de pelo tal, que si yo fuera Pellegrino, ante el Llagostera pondría a los mismos que ´lo dieron todo por el Valencia´ en Málaga. Así, en plan premio.

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