Partido callejero. De toma y daca. Jugado a un ritmo descomunal. Un caos, pero divertido. Adrenalina en estado puro. El Valencia, con urgencias, entregó su corazón durante los noventa minutos. Y se olvidó del orden táctico. Pero que más da. En defensa fue un desastre... lo normal cuando se juega a golpe de compromiso. Lo que no fue normal es que el Getafe se contagiara de la propuesta de los de Valverde. Sobre la hierba de Mestalla vivimos un partido abierto, de ataque permanente, con miles de ocasiones y con goles, muchos goles, pero menos de los que han realidad podían haber sido. Y al final, ya saben, en el fútbol lo que manda es el balón. Y si el balón entra los problemas se amortiguan. Noche de paz para el valencianismo.

Los ´ejecutivos´

Miren, ahora que la gestión del Valencia está en entredicho me van a permitir una licencia que seguro que va a molestar a los puristas. Dice así. Ya puedes tener al matemático Marzal al frente de los números de la sociedad; al literato Azorín redactando las notas de prensa; al periodista Azzati comandando el departamento de comunicación; al botánico Cavanilles ´vigilando´ que el césped esté en buen estado, todo eso dará igual si el balón no entra. Ojo, que no estoy diciendo que el Valencia deba descuidar su gestión para ponerse solo en manos de los resultados. No, no es eso. Sí digo que con victorias la vida se ve de otro color. Un color más vivo en sus tonos y más cálido para el sentimiento.

La noche fue buena

Nada mejor para despedir el año que un partido así. Sorprendente el derroche físico de los de Valverde. Sorprendente por lo escasamente preparados que estaban con Pellegrino para librar estas batallas. Podemos discutir el desorden táctico que se apoderó de todo. Pero a mi eso me da igual. Valoro el compromiso de los jugadores, las ganas de ´golpear´ al Getafe, el ansia por conseguir la victoria y la forma de celebrar los tres puntos conseguidos. Con Valverde, que nadie lo dude, igual no ganamos nada, pero la implicación del Valencia es diferente. Rock duro en lugar de la triste ´milonguita´ ofertada por el Flaco. Una buena noche antes de Noche Buena y buena noticia.

El viejo y la vieja

Lo del ´viejo´ tómenselo como una expresión de cariño y complicidad. El ´viejo´ es David Albelda y la ´vieja´ es el balón. Sobre el balón, sobre la ´vieja´, ya saben lo que pienso: manda en el fútbol con una autoridad indiscutible. Y sobre el ´viejo´, sobre el abuelo, me quito el sombrero dibujando una sonrisa en la cara y aplaudo a lo bestia. ¡Qué grande es Albelda! ¡Qué carácter le pone a su fútbol! ¿Y saben que es lo más llamativo de este motor diesel „en magnífica definición de Joan Carles Martí„ Pues que jugó a un nivel altísimo en un partido de desgaste total y eso es mucho más meritorio. Si a estas alturas alguien duda del compromiso de Albelda es que está ciego. Partidazo del capi. Crack absoluto.

La honestidad

Llorente está cuestionado de forma virulenta. Al presidente le acosan los problemas y su popularidad se arrastra por el fango. Yo en este artículo no les voy a hablar si estoy a favor o en contra de su continuidad. Sí que me voy a mojar a favor de la honestidad de Llorente. Lo puede estar haciendo bien o mal, pero no es un chorizo. Simplemente eso. Y cómo lo pienso así me reconcome por dentro no decirlo públicamente. ¿Qué cobra mucho? Díganselo a Bankia y a la Generalitat anterior. Cobra lo que ellos quisieron.