El día 3 de febrero, el Supergranota acudió a la Ciudad Deportiva de Buñol para ver en directo el duelo en la cumbre de Segunda B entre el Olimpic y el Levante B. Llegó pronto, hacia las 9:30 de la mañana, porque le gustan las tertulias antes de los partidos y de paso almorzar tranquilamente un rico bocadillo de tortilla de patata casera que prepara Javi en el bar de la Ciudad Deportiva. Un bocadillo que sinceramente recomendamos a que lo prueben cuando vayan por allí; acompañado de una cerveza entra de maravilla. Mientras se lo zampaba comenzaron a sentarse en la mesa donde se encontraba varios levantinistas de solera. Lo reconocieron al momento, «¿qué tal, señor Regües?», y esto siempre le anima su personalidad futbolera. En esta ocasión, le estimuló además su afición a contar batallitas y centró la tertulia contando variadas vivencias con los filiales del Levante.

Empezó así: «Dando mis primeros pasos como seguidor granota, a finales de los años cincuenta, el filial se llamaba Portuarios y vestía a rayas blanquinegras. Jugaba en Vallejo y en sus filas destacaba el recientemente fallecido Paco Real, que luego hizo carrera en el Valencia. No tuvo excesiva relevancia este equipo en su aportación al primer equipo y en 1962 se le cambió el nombre y los colores. A partir de ese año se llamó Atlético Levante y vistió de azulgrana...». «Este sí que hizo historia»; comentó uno de los contertulios, Paco Martí, «recuerdo a Catalá, el portero, a Martín, el defensa...». Siguió el Supergranota «... y a José Mari, Jenaro, Burguete, García Soriano», delanteros de lujo que deleitaron al numeroso público que acudía a verles en las mañanas dominicales a Vallejo. Cuando se cerró este campo el Levante tuvo que jugar una temporada en Mestalla y el Atlético Levante se fue a La Malvarrosa. Estuvieron padre e hijo, primer equipo y filial, en la misma categoría de Tercera en la temporada 1968/69 porque se independizó aparentemente al Atlético Levante dotándolo de directiva. Pudo ser todavía más insólito el caso si en la temporada anterior el filial hubiera logrado el ascenso a Segunda, algo que estuvo cerca de conseguir durante parte de la Liga, mientras el Levante bajaba a Tercera. ¿Se hubieran intercambiado los roles? Nunca lo podremos saber. De aquellos años se consagraron varios jugadores provenientes del filial, entre los que brilló con luz propia Jenaro, todo un ejemplo de futbolista de altos vuelos, uno de los mejores de la historia granota.

Los tertulianos opinaron con sus recuerdos. «A mí me gustaba mucho ´Sardineta´, García Soriano, un extremo rápido y goleador», dijo uno. «Yo me acuerdo de Blayet que luego pasó al Valencia», destacó otro. «Fueron, sin duda, los mejores años del filial en el siglo pasado» apuntó un tercero. El Supergranota contó que después el Atlético Levante se convirtió en el Levante Aficionados y tuvo su momento de gloria en la temporada 1979/80 cuando llegó a semifinales de la Copa de España de aficionados comandado por un Latorre que apuntaba ya sus maneras de buen futbolista. El Santurce le ganó la eliminatoria y le impidió llegar a una final que tuvo al alcance de la mano. O del pie, porque le faltó solo un gol para conseguirla. El Supergranota paró su relato para saludar a Campuzano que acababa de llegar. «¡Hola Manolo!, siéntate que estamos de tertulia futbolera», le dijo. Se sentó y los contertulios alabaron su recuerdo rememorando sus galopadas en el campo, su facilidad de remate y su carisma. Manolo agradeció sus palabras y cuando uno le preguntó como había sido su relación con Cruyff, estuvieron juntos en la temporada 1980/81, le contestó que «estupenda». «Johan era una buena persona, un futbolista impresionante, con él jugué muy a gusto», explicó. El Supergranota añadió a lo dicho por Manolo que «Cruyff fue honrado en el terreno de juego defendiendo la camiseta granota, eso que nadie lo dude».

Campuzano se fue a pedir un café y el Supergranota continuó con historias del filial. Se estaba llenando el bar y a partir de entonces la narración fue más dispersa, de recuerdos aislados. «Como el de los años ochenta en La Malvarrosa viendo jugar al rubio delantero Cotolí, como el de la travesía del desierto del filial en los noventa, como el del nuevo siglo con el filial llamándose Levante B y su prodigiosa banda izquierda de la temporada 2004/05 formada por José Enrique y Luismi Loro, como el de la eliminatoria de ascenso a Segunda perdida ante el Vecindario en 2006, como el de las últimas aportaciones al primer equipo de Iván, Mossa, Lois, Rubén García, Roger...».

«¿Cómo estás Salva?», le saludó en ese momento el exjugador, exentrenador y directivo del Olimpic José Enrique Sanchis. «Bien, aquí estoy respirando futuro levantinista y con ganas de ganaros esta mañana», respondió el Supergranota. «Ya veremos, pero ¡qué contentos estamos en Xàtiva con la presencia de Rubén García en tu Levante!», le manifestó Sanchis. Diciendo esto, casualidades de la vida, se acercaron a la mesa el padre y el hermano de Rubén. El directivo setabense se los presentó al Supergranota que los felicitó por tener un jugador de tanta proyección en la familia.

La tertulia acabó faltando poco para el comienzo del partido y todos se levantaron a estirar las piernas. El bar estaba lleno de seguidores de ambos equipos que también comenzaron a salir hacia las gradas. El Supergranota fue saludando a gente granota como Miguel Aparicio, el mejor conocedor del arbitraje español, José Manuel Fuertes, Paco Fenollosa, Ramón Vilar, Miguel Ángel Ruiz, y luego, en el descanso, también saludó allí a Quico Catalán y Pedro Catalán, su amable padre. Dirigiéndose a su localidad se encontró con Alfonso Rus, presidente del Olimpic, al que conocía desde hace tiempo. Se saludaron con simpatía y le preguntó si era cierto que quería ser presidente del Valencia. Rus le contestó que sí y que si daba el paso adelante sería cuando contara con los suficientes euros para llevar el club, no como otros que pretenden llevarlo sin ponerlos. «No me gustaría que fueras presidente del Valencia porque seguro que lo ibas a hacer muy bien», le apuntó el Supergranota con ironía y sonriendo. Rus se rió y se despidieron con un apretón de manos. Cuando se sentó en su asiento a ver el partido, mirando el ambiente, el Supergranota sintió aires de Segunda, con el campo lleno, y mucha gente importante del fútbol. Un ambiente premonitorio de lo que puede ocurrir en la próxima temporada, con Levante B y Olímpic ascendidos y jugando en esa categoría. El partido respondió a lo esperado y el Supergranota, a pesar del empate, volvió contento a casa.