No es lógico mantener en el puesto al entrenador cuando lo que transmite es que no puede sacar adelante el equipo. Eso lo sabe bien Amadeo Salvo, pero hasta ahora se ha resistido a tomar la decisión porque empeñó su palabra y porque pensaba que, mejor o peor, nunca vería al Almería salir victorioso de Mestalla. Pero llegó y los días de Djukic pueden haber llegado a su fin. Lo escribo con pena, pero además de lo mejor es lo único que pueden hacer ahora mismo para salvar al equipo.

No sé si la corriente se llevará por delante también a Braulio Vázquez, el director deportivo, tal como pide la grada. Muchos momentos ha habido para prescindir de él y pase lo que pase no se jubilará en el Valencia, pero este quizá no sea el más oportuno. Ahora es precisamente cuando el proyecto está en sus manos.

Y bueno, lo que se dice ver, Salvo no vio al Almería ganar en Mestalla. Los asuntos que le han llevado a Oriente son de vital importancia, no hay duda, pero para eso están los ejecutivos del Valencia. El lugar del presidente es el palco, donde hay que estar y dar la cara en los buenos momentos y sobre todo en los malos. Como este.