La semana pasada, la selección de Nigeria de menores de 17 años ganó el campeonato del Mundo de la categoría, batiendo a la de México por un contundente 3 a 0. La aplastante victoria africana ha dado lugar, de nuevo, a muchas controversias. No es nueva esta búsqueda de una verdad respecto de campeonatos ganados por selecciones africanas, y sobre todo desde que un ex jugador nigeriano, que no dio su nombre, afirmó que, siendo capitán „por lo que se reduce el número de posibles candidatos ya que Nigeria ganó cuatro campeonatos de menores de 17 años„ de los llamados ´Golden Eaglets´ „Las Aguilitas de Oro„, obtuvo la victoria cuando tenía realmente 20 años y, por lo tanto, sobrepasaba la edad por mucho. Si bien esta afirmación por hecho off-the-record confirma lo que mucha gente ha venido pensando en las últimas décadas. El mismo capitán manifestó, además, que su caso no era el más complejo de todos, ya que un compañero suyo estaba casado y con hijos, teniendo varios años más que él mismo.

La FIFA no reacciona

Parece que existen, en estos casos, dos tipos de documentos oficiales, con distintas partidas y fechas de nacimiento, la real y la ficticia ésta última utilizada para competir en los campeonatos de menores. Algún periodista, incluso, llegó a denunciar el hecho y, de repente, un jugador que iba a jugar una competición dejó, de la noche a la mañana, de ser llamado para evitar lo que no podía ser sino un escándalo mayor. Así, lo que debería ser un comienzo de los jóvenes en el mundo competitivo, para intentar que existiera un real acercamiento a las distintas áreas geográficas, no es sino un intento de ganar, sin más, y aún a costa de engañar. Este reciente Mundial sub´ 17 ha sido más que sospechoso aunque no parece que preocupe ni a FIFA ni a las federaciones africanas.

Pero ¿qué hace FIFA para remediar el problema? Podríamos decir que casi nada, porque ¿es suficiente con tener un pasaporte o una partida de nacimiento o incluso una licencia federativa? Parece que no y quizá habría que pensar en obtener otros medios probatorios para asegurarse de la veracidad de la edad de quienes compiten y dicen tener menos de 17, 18 o 20.

Lo que se pretende, sin embargo, es obtener trofeos por un lado, el africano y, por otro, el de FIFA, el hacer ver al resto del mundo que el máximo organismo sí es mundial y que cualquiera puede ganar. Sin embargo, estas victorias en un nivel menor no llegan a producirse en el mayor y no ha habido ningún campeón del Mundo africano, cuando han tenido multitud de victorias en categorías inferiores. Además, los mejores jugadores de esos mundiales de jóvenes, cuando son africanos, no llegan al máximo nivel mundial o muy pocas veces, en comparación con los europeos y los iberoamericanos. Así, un ejemplo puede ser el del jugador de Las Palmas, Macaulay Chrisantus, que siendo el mejor jugador del mundial de menores de 17 años en Coreo del Sur en el año 2007, no ha llegado más que a un nivel menor, mientras que otros jugadores, que no vencieron y estuvieron tan siguiera en las semifinales, como el español De Gea o el inglés Welbeck o el belga Benteke, ya están en la primera división inglesa y jugando asiduamente. Podría argumentarse que no es culpa de la edad, sino de otros problemas, pero no deja de ser curioso que no se tengan muchos jugadores africanos campeones del mundo de categorías inferiores que logren realmente destacar ulteriormente.

Solución: resonancia

Para evitar esta problemática, FIFA ha vuelto a insistir en el uso de la Resonancia Magnética para detectar, mediante el estudio del hueso de la muñeca, si existe algún engaño. Parece ser que existe un 99% de seguridad en esos estudios y que los mayores de 17 años pueden ser fácilmente detectados. Esperemos que FIFA haga uso de verdad de esos medios modernos que, no olvidemos, también sirven para otros propósitos como los de ver si un inmigrante es menor de edad o no cuando arriba a las costas españolas o a los efectos de su responsabilidad penal, cuando no se tienen otros medios de comprobar verazmente la identidad y la edad de alguien.

Por el bien del fútbol

Esperemos que el uso de estos mecanismos médicos puedan mitigar las dudas que existen porque, si bien vencer es un elemento esencial de la competición deportiva, lo es más, a la edad temprana de 17 años, el intentar formar jugadores y talentos para el futuro, tanto para ellos mismos como para clubes. Si bien no siempre habremos de echar la culpa a las federaciones, ya que también sabemos que muchas poblaciones africanas, asustadas por tener que dejar a sus retoños en manos militares para cumplir con el servicio al ejército, dan de alta a sus vástagos ya pasados 2, 3 o 4 años, con el fin de que, cuando lleguen a esa edad de cumplir con ´ la mili´ estén más formados y más fuertes, lo que puede que lleve al engaño incluso a las federaciones.

Sea de una forma u otra, si queremos evitar el engaño y estamos luchando contra el dopaje, el amaño de partidos, las apuestas ilegales o incluso los embustes de jugadores en las simulaciones de faltas o penaltis, hemos también de tratar de evitar las dudas que nuestros amigos mexicanos, perdedores del Mundial, tienen aún tras el dura derrota por 3-0 de la final. Y, para eso, veamos si la técnica nos sirve y utilicémosla de verdad.