Todavía recuerdo lo mucho que molaba aquella noche en que el Valencia se hartó y -figuradamente- casi le plantó una patada en el culo a Rami después de una rajada importante. Aquel día Salvo y Djukic se echaron al monte y expulsaron al central francés de la concentración aireando al mundo que jamás volvería a vestir al camiseta del Valencia y que la sanción sería ejemplar. La noche fue larga en el periódico pero me iba para casa contento porque el Valencia por fin se había puesto duro. Poco tiempo tardé en darme cuenta que las decisiones importantes es mejor tomarlas en frío. La única opción que le quedaba al Valencia era sacar al francés, pero lo hizo de manera tal, que devaluó al futbolista hasta el punto que ahora está en un equipo que solo unos meses antes -en verano- había descartado ficharlo al precio que se pedía entonces.

Se empeñó Djukic

Se encabezonó entonces Djukic porque pensó que muerto el perro acabaría la rabia y así habría sido si desde entonces hasta ahora no se hubiera empeñado en persistir en los errores que, de alguna manera, enrabietaron a Rami y que no se tome esto como una justificación a lo que hizo el central galo. ¡Ni mucho menos! A donde quiero llegar es que por lo menos, después de la metedura de pata en la salida de Rami, esta vez el fin es el mismo, pero las maneras son otras, se ha rectificado para bien. Es decir, el Valencia quiere quitarse de encima a Feghouli -no es de ahora y además está en su derecho- pero por lo menos no toma una decisión pública que devalúa al jugador. La historia esa de que otra vez el Valencia ha tropezado con la ley que protege al futbolista mejor la dejamos para otro día.

Sobre Rufete

Cada día queda menos para la entronización de Rufete como Manager General Deportivo del Valencia -si no pasa nada, la semana que viene-, pues bien, de los que están ahora en el Valencia, si alguno puede aportar soluciones al equipo -y hablo del primer equipo- es él. Es decir, o aparece alguien con otra manera de manejarse, o esto no tiene solución alguna y será hasta el final un ganar partidos a base de arreones. Poco más. Sé que del dicho al hecho hay un trecho, pero de momento, su discurso es mucho más sensato que el de, por ejemplo, el entrenador. Tengo la sensación de que le puede ayudar a Djukic a llevar el equipo mucho más de lo que el propio Djukic se imagin... Es cuestión de no equivocarse en los discursos, ni tampoco en los hechos, obviamente. Tiempo al tiempo. A esperar.

twitter.com/Carlos_bosch