Además del más caro, el traspaso de Keylor es también el más brillante de la historia del Levante y la mejor medalla en el expediente de un Quico Catalán que, sabedor del interés de Florentino, ha jugado en todo momento con ventaja liderando personalmente y en el más estricto secreto las negociaciones. Y es que el Madrid ha pagado la cláusula de rescisión de un portero que sólo lleva una temporada de titular en Primera División tras dos a la sombra de Munúa y que el año que viene quedaba libre. Eso sí, lo ha hecho también por el mejor del Mundial, el principal responsable pese a Caparrós de la permanencia granota y el que jubilará definitivamente a Casillas. Económicamente la operación es tan impecable como antes lo fueron las de todos los que se largaron dejando dinero con más tiras que aflojas por parte del club.

Sudor y lágrimas

Que Keylor viniera ayer al Ciutat en medio de la Supercopa y que el Levante le abriera las puertas de la que seguirá siendo su casa habla bien de ambos, pese al emopalago de tanta palabrería hacia el Real Madrid. De todas maneras, la escena tuvo su miga, sobre todo porque pese a las buenas palabras de ahora, tiempo atrás la tensión llegó a ser tan irrespirable que el presidente no asistió al acto en el que fue condecorado como el mejor portero de la Liga, por citar sólo uno de los muchos desencuentros de los últimos meses entre todos los protagonistas de esta historia con final feliz. Valga la anécdota no para que nadie se enfade en el club, sino para ilustrar que operaciones así no caen del cielo sino que conllevan mucho trabajo, sudor y a veces hasta lágrimas.

¡Ánimo Juanfran!

La decisión no está tomada, pero la verdad es que después de la revisión médica del lunes pinta mal. O mucho cambia la cosa o Juanfran tendrá que pasar por quirófano, lo cual a sus 38 años sería mala noticia tanto para él personalmente como para un Levante que no sólo se quedaría huérfano de su lateral zurdo titular sino también de su primer capitán.

El debut

Las buenas sensaciones en Ermelo bajaron de intensidad en Albacete a las puertas del estreno ante un Villarreal que de buenas a primeras no se presenta como el más asequible precisamente de los rivales. Mendilibar lo sabe y por eso se va a meter dos sesiones a puerta cerrada antes del domingo para ajustar al equipo. Y es que, aunque la temporada es muy larga y a los nuevos aún hay que darles tiempo, no hay duda de que la primera impresión en una competición oficial siempre resulta especialmente importante.