Mientras la planta noble sigue lidiando con un banco intervenido que se resiste a retirarse a toriles, la ilusión se desborda en la calle. De hecho, la ilusión está a punto de evolucionar a otro estadio superior: la euforia. ¿El motivo? La irrupción en escena de un técnico con un currículum humilde que viene de un equipo invisible de Portugal: el Río Ave. Nuno, que tiene un apellido que recuerda bien a una entidad espiritual, bien a un banco que recientemente ha tenido que ser operado de urgencia por el gobierno portugués, ha conseguido que el Valencia reviente la banca en las primeras jornadas.

Nuno, con un grupo de jugadores a sueldo de un empresario de Singapur, que, por fin, está a punto de comprarse un club de fútbol, un par de canteranos que sólo necesitaban un empujón y un puñado de jugadores de calidad pero podridos de hastío, está haciendo ruido. Tanta polvareda levantan que, pronto, empezarán a molestar. Lo mismo le sucedió al Atlético „y le continúa pasando„ cuando sacó la cabeza desde su caparazón de segundón la temporada pasada.

Ocurre que por primera vez desde la etapa sagrada de Rafa Benítez el murciélago blancinegre colecciona cifras de campeón de Liga y apela a la lógica que dictaba un calendario si se cumplían las bonitas previsiones sobre un papel.

Ocurre que en un análisis ideal del calendario entraba dentro de los planes empatar en Sevilla ante un rival directo y deshacerte de rivales menores sobre el papel como Málaga, Espanyol y Getafe. Ahora llega el Córdoba de Fede pero sin Fede, que planteará más problemas tácticos de los que presentaron Espanyol y Getafe. Nuno se merendó a Sergio y a Contra.

Ocurre que la gente acostumbrada a comer pan, aceite y sal, ha visto como ahora le rallan tomate y le rellenan el bocata de ibéricos. Lim, Rodrigo, Andre, Negredo, Otamendi más Parejo, Gayá y Alcácer. Pata negra. Todo el mundo a salivar, todo el mundo a llenarse la panza, todo el mundo a soñar.

Detecto mucha euforia pero no la puedo cuestionar. Aquí la gente se entrega enseguida con mucha pasión „Pellegrino, Valverde, Djukic, Pizzi y su preparador físico„ pero si giras el cuello y miras hacía atrás se entiende todo. Vienen de un erial. Y te gusta ver sonreír de nuevo a tus amigos. Y entonces „qué cojones„ no puedes decirles que paren los caballos aunque crea que esta semana es clave y que pese a que el Valencia la saque adelante „con victoria ante Córdoba y empate o victoria en Anoeta„ el examen para conocer hasta qué peldaño puede subir este equipo lo marcará el partido contra el Atleti porque todavía no le ha ganado a nadie. Pero la gente que sueñe, que eso es muy bonito.