Qué sí. Que el Valencia jugó mal. Que si el fútbol fuera justo el partido se hubiera decantado del lado de la Real Sociedad. Pero no, el fútbol es caprichoso —de ahí su grandeza, su magia— y el pasado domingo le dio por premiar con un punto a un equipo que fue una sombra de sí mismo. El Valencia de Nuno, el mismo Valencia de Nuno que nos había enamorado en partidos precedentes, no estuvo a la altura. ¿Quiere decir eso que el Valencia que vimos ante la Real Sociedad es el Valencia de verdad? Pues no. Para mi no. Prefiero pensar que fue un simple accidente y que el Valencia de verdad es el de las jornadas anteriores en Liga. Yo no me bajo de mi nube azul… por un simple mal partido no arrojo la toalla. Ni lo haré jamás.

Si hablas de sufrir…

El verbo ‘sufrir’ resultó ayer recurrente en las crónicas del duelo. «Sabemos sufrir» titulaba Superdeporte en portada. Y bueno, cuando empatas contra un equipo endeble como la Real Sociedad y ese empate lo das por bueno y recurres al verbo ‘sufrir’ para no quitar méritos al punto sumado… es que has jugado mal. Eso es impepinable. El Valencia jugó mal y mereció la derrota. Pero sólo eso. Sin más dramas. Un mal partido no debe empañar ese camino repleto de ilusión que nos acompaña durante la actual temporada. Ahora bien, sí nos debe hacer recapacitar, aterrizar un poco y coger el toro por los cuernos: algo hicimos mal en Anoeta que debemos corregir.

Sin excusa

Y no. Escuché en no sé qué sitio que el bloque central del Valencia acusó el cansancio por tanto partido acumulado y por ser —el de la Real Sociedad— el tercer partido disputado en una misma semana. Y no. No lo acepto. El cansancio es igual para todos y si me apuran es incluso favorable para el Valencia. Piensen que de los equipos de arriba el único conjunto que no está en Europa y por lo tanto sufre menos desgaste es el Valencia. De un mal mayor —no estar en Europa— los de Nuno pueden y deben sacar la ventaja de un menor desgaste. Y así las cosas, lo del cansancio en Anoeta de piezas clave, debemos rechazarlo de plano. Argumento irreal. No sirve. No lo utilicen como escudo.

El carrilero Gayà

Me encanta de lateral… pero ante la Real me gustó mucho más ocupando la teórica posición de Piatti. No es que esté en contra de Carles Gil —aplaudo su gol y su entrega… pero ese no es su sitio— pero el ataque del Valencia ganó en eficacia cuando Gayà adelantó unos metros su posición y se convirtió en un jugador más creativo. ¿Quiere esto decir que Gayà debe jugar de carrilero? No, no es eso. Sí quiere decir que este chaval sirve para un roto —defender— y para un descosido —atacar— y en ambas situaciones expresa su madurez y su progreso. A mi me encanta Gayà… igual que me gusta ver el vaso siempre medio lleno y en consecuencia sigo apaciblemente instalado en mi nube azul. No pasa res.