Es el Valencia Basket un club extremadamente escrupuloso, se podría decir incluso temeroso. Siempre intenta no dar la nota aunque de vez en cuando lo atropellen de mala manera y hasta con descaro. El juez que se ocupa de las conflictos de la ACB desestimaba este miércoles la queja .totalmente lógica. que había planteado el club ´taronja´ porque el Real Madrid alineó en el tercer partido de la serie a uno de sus jugadores .Marcus Slaughter. que no estaba inscrito en el acta. La norma dicta que en un caso exactamente así se ha de decretar la suspensión y repetición del partido, pero está claro que la ley no es igual para todos. Sin embargo el juez, que se llama Juan Ramón Montero, decide pasarse la normativa por el forro de sus caprichos, perdonar y regalar al Real Madrid una victoria clave para decidir el pase a la final.

Hay muchísimas razones para sospechar porque la decisión del juez no es la única irregularidad cometida durante el partido. Los miembros de la mesa fueron los primeros en detectar que el jugador no constaba en acta y, saltándose también la normativa, decidieron cambiarla con el partido ya comenzado. Además, trataron de ocultar a los miembros del banquillo del Valencia Basket todo lo que estaba ocurriendo. Para acabar el festival de despropósitos, se trata de un jugador que tiene el pasaporte duplicado al que permiten jugar sólo porque lleva la camiseta del Real Madrid. Ya no se trata de discutir si es justa o no la derrota, ni siquiera hemos hablado de la canasta de Harangody .al revés habría entrado en el tiempo. ni las contínuas faltas con que los árbitros dieron aire al equipo de Pablo Laso cuando el Valencia se iba en el marcador. Las decisiones de los árbitros son interpretables, las reglas escritas se supone que están para cumplirlas, sea quien sea el que salga perjudicado. Y en este caso la redacción no puede ser más clara.