Dicen que la vida es un aprendizaje constante. Cada día todos tenemos algo que aprender, una lección más o menos importante. Todos. Quienes se creen los más listos en el fondo son sólo los más necios. Acuérdense, por ejemplo, de lo que hace miles de años decían Sócrates y su discípulo Platón: «Sólo sé que no sé nada». Por favor, no confunda el personal a estos dos sabios griegos con el filósofo romano con el que siempre está mareando el sabiondo del micro amarillo, Séneca por aquí, Séneca por allဠBueno, después de esta introducción que me ha quedado niquelada, todo sea dicho, un servidor colocaría sin dudarlo a Peter Lim en el grupo de los que aprenden a diario. Para aprender el error es un paso casi inevitable y el éxito radica en limitar ese número de errores. A pesar de haberse pasado años deseándolo, la realidad es que el empresario asiático es nuevo en la experiencia de liderar un club de fútbol. En el deporte rey, donde la competencia es salvaje tanto dentro del campo como en los despachos, los tiempos en la toma de decisiones resultan determinantes. El scouting de Ayala y Salvans y la labor como mánager general de Rufete provocan que a mediados de junio el Valencia esté a tiempo de reforzarse con futbolistas de máximo nivel. Sin embargo, la tardanza en las reuniones de planificación o el hecho de que hasta hace nada no hubiera llegado desde Singapur a Valencia el OK definitivo en cuanto a los nombres elegidos a por los que lanzarse y con qué parámetros económicos hacerlo, sube los riesgos en operaciones pensadas y trabajadas meses atrás. En esto de los fichajes y cuando se pelea con los mejores de Europa me viene a la cabeza aquella voz poderosa de la tele, Constantino Romero, y su clásico ´El tiempo es oro´. El tiempo es oro y la Real lo ha aprovechado para llevarse a Rulli, un porterazo que gusta tanto al mánager general como a Nuno. El tiempo es oro y hasta hace dos telediarios el Valencia no había podido ir con todo a por un ´jugón´, como decía Andrés Montes, al que Rufete tiene mucho tiempo convencido, Imbula. Un trabajo en la sombra decisivo para que el mediocentro esté cerca y la negociación pueda fructificar. Pero en líneas generales, en el fútbol nunca se sabe. No es una ciencia cierta. Los grandes jugadores no se agotan e, incluso, muchas veces los mejores llegan el último día del mercado. De todos modos, Lim aprenderá con el dichoso tiempo a saber qué un club top debe tener estructuras dinámicas y las funciones bien definidas. Y la de la secretaría técnica es fichar. Y la del místrer, entrenar.