Lo de Pekín

Los milagros, en Lourdes

Poco que comentar de lo visto ante el Bayern. Con unos pocos días de trabajo en las piernas, se puede exigir sólo lo justo a los futbolistas. Pero que nadie se lleve a engaño. El Valencia terminó la temporada pasada tieso como la mojama, incapaz de generar nada cercano al fútbol de nivel Champions que la afición está deseando disfrutar, encaramado a los hombros de Otamendi como salvador en defensa y, lo que es bastante más preocupante, en ataque y dando inequívocas muestras del agotamiento de un modelo que a su entrenador sólo le funcionó en un arranque de temporada fulgurante. La conquista del cuarto puesto llegó en un final agónico y tras dejar una estela deplorable ante equipos muy menores. Pensar que con la llegada de jóvenes cachorros como Mina, Bakkali y Danilo el equipo va, por arte de birlibirloque, a dar ese salto de calidad necesario para ser competitivo en Europa es puro delirio. Los milagros, en su momento, se pedían en Lourdes. En el fútbol decide la cruda realidad y cuesta pensar que casi idéntica plantilla con el mismo entrenador vayan a ofrecer un rendimiento muy diferente. A este equipo, por sólido que lo considere su presidenta, le faltan tres o cuatro futbolistas de calidad y rendimiento al máximo nivel demostrados. Lo hipotético y futurible no es más que mero complemento, pero no gana partidos hoy ni te acerca a título alguno mañana. Al tiempo.

Delanteros

¿Quién marca los goles?

Puede parecer una evidencia, pero se supone que alguien va a tener que marcar los goles que lleven al equipo en volandas. Alcácer da para lo que ya hemos visto, Negredo tiene una fecha de caducidad a punto de cumplirse -si es que no ha expirado ya- y Mina está en la incubadora. Sólo Rodrigo deja abierta una puerta al optimismo, pero tanto puede romper hacia arriba como quedarse en mera gaseosa. Esperemos no llegar al mercado de invierno desesperados por encontrar lo que ahora se considera innecesario.

Otra de Neymar

Sus apasionantes vacaciones

«Nací para ser feliz, no para ser perfecto» dice el campeón. Y a fe nuestra que lo segundo lo tiene más que demostrado. Aprovecha el contexto de su rutilante reflexión para colocarnos otra docena de fotografías de diversos momentos de su apasionante periplo vacacional. Ni sospecha que no nos importa lo más mínimo.

Boxeo

No duró ni cinco minutos

Kiko ´La Sensación´ Martínez a Superdeporte, poco antes del combate por el título mundial de boxeo en peso supergallo -¿supergallo?, pues sí- ante un inglés de nombre Quigg: «voy a matar o morir en el ring». No duró ni cinco minutos de pie. Un gancho del inglés cuando no se había terminado el segundo asalto liquidó las aspiraciones de La Sensación, que por suerte no tuvo que dejar la vida en el empeño -como anunció, todo fatalismo, en las horas previas-. Superdeporte, con su entusiasmo habitual hacia todo lo de la tierra, echaba pelillos a la mar señalando que «el valenciano arrancó el combate llevando la iniciativa en el primer asalto». Menos mal.

Levante

Ghilas y la bufanda

Pedro López: «Ghilas viene al Levante con muchísima hambre». Lo cual explica que el argelino no quisiera (o más bien pudiera) hacerse la foto con la bufanda de su nuevo club a su llegada a Manises -algo que tiene, todavía hoy, a Rafa Marín con la mosca detrás de la oreja-. Llegó tan hambriento que se la zampó. La cara del Dircom granota, un poema. Rafa, respira. La próxima vez, que lleven dos.

Villar

Se presenta... otra vez

Tras sólo 27 años al frente de la Federación ha decidido que se vuelve a presentar. «Tengo mucho que aportar», asegura. Y tal vez lo crea de verdad. Nada más español que pensar que veinticinco años en la poltrona no son nada y que en todo ese tiempo no ha podido surgir nadie que pueda hacerlo mejor que tú. Los americanos lo limitan todo a ocho años. Dos legislaturas y que entre aire fresco. Cuánto queda por aprender.

Casillas

El Oporto hasta en la sopa

En el fútbol de hoy ningún futbolista puede pretender retirarse en un club grande salvo que esté dispuesto a hacerlo a los treinta y en plenitud de condiciones físicas. Como no suele darse ese caso y todo el mundo estira la goma, y la cuenta bancaria, cuanto puede, siempre acaba apareciendo un catarí, yanqui o portugués dispuesto a salir al quite. Y sin embargo, ahí siguen los clubes firmando contratos plurianuales con futbolistas que ya no son precisamente niños. Iker ya no es el porterazo que fue, pero no tiene la culpa de que su contrato con el Madrid venciese en 2017. Su actitud, ejemplar como casi siempre. Y eso que lo tiene mucho más difícil desde que su joven esposa lo convirtió en objetivo principal del estiércol mediático.Tendremos Oporto hasta en la sopa. Como si a alguien le interesara.

Barça

Algunos quieren la luna

Todos los candidatos a la presidencia del club, incluyendo al ganador: «queremos la independencia de Cataluña, pero cuando la consigamos seguiremos jugando la liga española». Un razonamiento del todo lógico, en la línea habitual de este novedoso movimiento. También hay quien quiere divorciarse de su señora, pero que ésta siga doblándole los calcetines y planchándole las camisas religiosamente. Hay quien quiere la luna. Y hasta hay quien quiere fichar a Otamendi por treinta y cinco.

Roberto Fernández

A mandar en el Barcelona

Un tío sensato, inteligente, articulado, futbolero, trabajador y al que le encanta su profesión. Además, valenciano. Tenía todos los números para no acabar en un Valencia condenado a hacerlo casi todo al revés. Bartomeu, por el que nadie daba un duro, vuelve a demostrar que no tiene un pelo de tonto. El Barça lo llevará Roberto y aquí manda Nuno, con permiso de Layhoon -que ahora se escribe todo junto-. O tempora, o mores, que dijo Cicerón.