Cuando Neville reconoció a los enviados especiales a Kamen que esta era la semana más importante de la pretemporada no lo decía por la posibilidad de ganar la Colonia Cup, ni siquiera por ganar a dos rivales de entidad similar a los que se encontrará el Valencia en Europa. Y es que no es el resultado, son las sensaciones. El conjunto de Nuno Espírito Santo se cortocircuitó ante el Oporto y no fue capaz de encontrar soluciones. El luso apostó por un once titularísimo plagado de jugadores de primer orden y a la hora de hacer los cambios no especuló con el primer canterano que vio al volverse sobre el banquillo.

Fue una apuesta para poner en práctica todo el trabajo de pretemporada, toda la carne en el asador. Y aún así, falló. Y si falló no fue porque no se estén trabajando los conceptos tácticos o el plano físico. Al contrario. El equipo está fundido, su misión en Alemania era cargar las piernas y se ha conseguido. No hay que alarmarse por la sensación de duda, hay que extraer conclusiones y mejorar para la previa. No hay más. A este equipo se le exige ganar de aquí a tres semanas. Lo de ayer solo era un simulacro...pero la hora de la verdad está a la vuelta de la esquina.