El equipo se puso las pilas con el 0-2 de Totti y pudo hasta darle la vuelta al marcador, habría sido una auténtica fiesta, pero el tercero de la Roma acabó con las esperanzas de remontada y estropeó por completo un día perfecto que pretendían disfrutar cerca de 50.000 aficionados.

Desde luego que no mereció el Valencia un resultado así, como tampoco merece tal desilusión el niño de la foto, el que se lleva la mano al pecho, ahí donde lleva el escudo que el señor que está al lado seguramente le ha enseñado a amar desde el primer día. Pero los errores se pagan, sobre todo cuando el rival los aprovecha mejor que tú sea por la razón que sea, por fortuna, porque es mejor o simplemente por haber trabajado mejor el partido. Es un amistoso, pero el golpe es grande porque deja demasiadas dudas a muy pocos días del partido en que el Valencia se lo juega todo. Dicen que malos resultados en pretemporada auguran un buen estreno cuando llega la auténtica competición, mejor que sea así.

Los silbidos a Otamendi son lógicos porque se quiere ir, pero pudimos comprobar que hay aficionados descontentos con Nuno, hoy por hoy más por el asunto de Salvo y Rufete que por el juego, aunque su única manera de cambiar eso es con fútbol y resultados. Tiempo hay para cambiar esa opinión, pero ahora mismo no cabe en el valencianismo otra cosa que no sea apoyo y unión. Todos para Nuno.