Si en lugar de agosto estuviéramos en febrero esta podía haber sido una digna eliminatoria de octavos en la Liga de Campeones, un doble enfrentamiento del que el equipo de Nuno sale muy reforzado de cara a lo que viene, que es la Champions de verdad. Y él mismo, por haberlo conseguido sin un solo refuerzo con hechuras de titular más allá del tema del portero. Es el bloque formado la temporada pasada -sin Otamendi- el que ha respondido aunque en realidad sí salen dos fichajes importantes de esta previa, sobre todo de este partido, que son Negredo y Enzo. Eran demasiados millones como para darlos por perdidos antes de tiempo y la gran noticia es que los dos dan señales de vida en el momento más comprometido para este Valencia.

Con todo, igual que hace exactamente tres meses en Almería, un gol ha sido la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre estar con los mejores en la Champions y quedarse por el camino en la Europa League. El objetivo está cumplido y es un gran éxito, pero este equipo solo va sobrado de una cosa, que es su afición. Han sido días de valencianismo en estado puro, hay que tomar nota porque a toda esta gente no la podemos defraudar.