El partido de mañana en Las Palmas va a ser como un segundo estreno para el Levante. Después de que en el primero estuviera sólo cuatro minutos con once jugadores, se trata de una reválida en toda regla para averiguar si todo lo bueno que apuntó en inferioridad es capaz de confirmarlo en igualdad de condiciones. Para más inri, el rival que habrá delante es en teoría directo, aunque en la práctica va un par de escalones por abajo: un descarte aquí como El Zhar, cuyo ciclo llevaba tiempo finiquitado, ha llegado allí en olor de multitudes. Pese a la derrota, la pelada de cable de Simao y el golpe arbitral, la puesta de largo fue más que positiva. Nada es perfecto, pero las sensaciones han dejado un poso de buen rollo que ojalá que continúe muchas jornadas.

El exagerado castigo a Simao

Subidón de moral pese a todo

Si hay una palabra que define el ambiente es alivio. Se le nota hasta a Lucas Alcaraz, cuyo estado de ánimo quedó delatado ayer con la socarronería de que si le dan a elegir entre sumar con malas sensaciones o no hacerlo con buenas se queda con «ganar la Liga». Fue importante que las dudas razonables del verano se disiparan con las trazas que tuvo el equipo. Y aún más que la afición se fuera convencida, igual que los jugadores, de que el partido habría sido carne de victoria sin la expulsión, una roja tan justa como exagerada por no hablar del castigo que Competición no habría osado a ponerle a otros. Aunque se trataba de la primera jornada, es indudable que había mucho en juego y una presión añadida por el tema Sarver, que aún acabará comprando un paquete minoritario de títulos con el que hacer la grieta institucional un poco más grande.

Adiós por la puerta de atrás

La odisea del exgranota Diop

Salvo enésimo giro de tuerca, Diop va acabar en el Las Palmas, sin duda un destino mucho menos pretencioso del que se prometía. El senegalés hizo las cosas mal y el mercado lo ha acabado pasando a cuchillo. Sin embargo, siendo ecuánimes, es posible que tampoco se mereciera salir tan por la puerta de atrás como lo ha hecho. Ocultar su lesión dio pie a que pareciera mentira cuando lo cierto es que incluso con el alta médica seguía cojo, motivo por el que el propio jugador desechó la posibilidad de despedirse en Orriols cuando Lucas le brindó la posibilidad de hacerlo.