Nunca imaginó Nuno que Mestalla se atrevería a cantarle siendo quien es. Y si lo llegó a pensar, igual hasta estaba convencido de que no le afectaría más que lo justo. Otra cosa es estar ahí. No hay más que ver las imágenes, analizar sus palabras y sus gestos, para comprobar que este Nuno no es el mismo que entró en el estadio el sábado por la tarde. No es más fuerte quien alardea de su fuerza, sino quien mejor sabe calibrar su propia fuerza y la de los demás. La gente, porque ya dijo la presidenta que el Valencia es el equipo de la gente, le dio una lección que ahora todos tenemos que canalizar positivamente, empezando por él. No es momento para debilidades, este equipo necesita ganar y para ganar necesita a su entrenador más fuerte que nunca y más centrado que hasta ahora en trabajar el equipo y sacar el mejor rendimiento de sus jugadores. Ahora ya sabe que no está por encima del bien y del mal y sabe que, como a todos, ese día siempre acaba llegando. Y cuando llega, casi siempre son los jugadores los que lo salvan o lo dejan caer. Hagan el favor de ganar.