No seas tan melodramático. Es obvio que la situación es tensa pero fíjate en la cara de Lay Hoon Chan o en la de Kin Kho. ¿Eres capaz de apreciar alguna emoción? No, ¿verdad? Pues empieza a preocuparte cuando les mude el rostro aunque las medidas las tiene que tomar el dueño... Fíjate ahora en el de Nuno. Su coraza de seguridad se está resquebrajando. Va en paralelo a la pérdida de confianza que empieza a aparecer entre una porción de su plantilla. Es exagerado asegurar que el técnico ha perdido el control del vestuario. Vende mucho tu reflexión y a argumentos como ese, en un momento complicado como el actual, te entregas con pasión. No estoy de acuerdo. Otra vez. Y sabes que esto no es impostado. Nuno mantiene el control pero, eso sí, acaba de abrirse un armario en su despacho y está a punto de ponerse el traje de Djukic. Sí, aquel con el que perdió su autoridad y con el que se extendió el desgobierno en la caseta; aquel que lo desposeyó de toda credibilidad.

En esa encrucijada está ahora Nuno. El técnico, el mismo que se lanzaba en brazos de la afición como una estrella de rock en medio de un temazo sin miedo a pegarse un costalazo; el mismo que lideraba un vestuario libre de niños malcriados y sin estridencias está ahogándose víctima de una absurda exhibición de su poder. ¿No queríais a Alcácer y a Negredo? Pues ahora juego con dos puntas pero son Alcácer y mi Rodrigo. ¿No decíais que los refuerzos no suman? Pues ahora que el equipo se la juega, elijo a nuestras -las mías y las de Jorge- cinco contrataciones. Esa explicación puede ser errónea pero es lo que desprenden las últimas decisiones a la hora de configurar, convocatoria, alineación y descartes frente al Betis y al Espanyol. Es eso, una demostración de poder, una bravuconada del técnico, que no ha reparado en que las consecuencias pueden ser funestas para él, o que la Champions, su exigencia y la necesidad de rotaciones para sobrevivir a ese nivel en dos competiciones, le ha nublado el juicio. Eso o que por cuestiones empresariales todos los tiernos refuerzos de este verano, pagados otra vez, excepto Bakkali, a un precio excesivo y fuera de mercado, tengan que mostrarse en el aparador de Mestalla. No sé cuál es el motivo del cambio que ha experimentado el entrenador este curso, pero ha mutado. No entiendo nada.

Todavía tiene el mando del televisor pero si sigue amantando a cachorros sin kilometraje y dando ración de banquillo o de grada a los pesos pesados, su televisor no cambiará de canal. De momento ya hace interferencias. Todavía está a tiempo de volver a la naturalidad de la temporada pasada excepto que el Nuno actual sea el verdadero.