El señor entrenador del Valencia dirá lo que quiera, o lo que tenga que decir, pero el juego colectivo ofensivo del Valencia da pena. Se limita a la inspiración de los futbolistas y poco más. Cuatro goles en siete partidos es como para hacérselo mirar. ¡Y ojo! Uno de falta directa y dos tras saque de esquina -el de Mustafi al Granada llegó tras segunda jugada en un córner-. De por medio sigo sin entender porqué un tipo como Rodrigo de Paul tiene aportación casi testimonial cuando es, junto a André Gomes, el futbolista con las ideas más claras en los metros finales; De Paul es de los pocos capaz de crear espacios con un golpe de cintura o de filtrar un pase entre cientos de piernas. Pero el Valencia no pierde en San Mamés por lo mal que juega en ataque por más que juega rematadamente mal, pierde, fundamentalmente, por falta de intensidad. Dicho esto, no confundamos la intensidad con hacer muchos kilómetros, intensidad también es ganar balones divididos, estar atento los noventa minutos, y mandar en el juego aéreo. Y sobre todo, intensidad es saber qué armas tiene el rival y cómo suele hacer para llegar al gol. Pues nada, un gol de córner y otro tras un saque de puerta y un balón prolongado de cabeza por un tal Raúl García... ¡sorpresa!

No solo Nuno

También los jugadores

Que Nuno lo está haciendo mal ya me cansa decirlo y escribirlo, es el máximo responsable de la situación en la que está el equipo porque es el entrenador, pero los futbolistas tienen que tener su cuota de responsabilidad. Lo de Negredo clama al cielo, el mal partido de Javi Fuego hay que analizarlo, Cancelo es muy bonito para adelante pero sigue siendo una calamidad en defensa, a Vezo le falta contundencia -es una opinión personal-, Orban parece otro, Rodrigo dice que no pero se acobarda, Alcácer es como si hubiera discutido con el mundo y está sin chispa... ¡si ayer falló hasta Mustafi! PD: ¿Dónde estaríamos si no fuera por Jaume? No quiero ni pensarlo.

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