Aquí en Valencia teníamos la sensación de que hace una semana mandamos a la selección poco menos que un despojo humano, un goleador hundido en la más profunda miseria, que apenas ha marcado en los meses que se llevan de temporada, lo que le ha llevado a perder su sitio en el equipo en beneficio de otros compañeros que, por cierto, tampoco es que ofrezcan números significativamente mejores. Sin embargo, resulta que solo unos días después Vicente del Bosque afirma sobre Paco Alcácer que el delantero va a ser titular con España porque «está en buen momento y debemos aprovecharlo». De por medio, dos goles a Luxemburgo, el equipo más goleado de toda la fase de clasificación si dejamos al margen a San Marino, Andorra y por supuesto Gibraltar.

Tal como se esperaba, la selección ha sido para Paco algo así como ir al psicoanalista, la típica semana de tratamiento y desconexión en un balneario, sobre todo era importante cambiar de aires y de escenario, el delantero vive precisamente del gol pero dos goles como esos tampoco pueden significar tanto ni cambiar tanto las cosas. El misterio tiene que ser otro y el seleccionador no se corta a la hora de enviar este recadito a Nuno. La cuestión es que Alcácer ni hace goles ni apenas tiene ocasiones en el Valencia, pero llega a la selección y demuestra que no está tan mal como parece, lo que quiere decir que el problema no es solo suyo. No solo lo ha visto Del Bosque, entre los miles de lectores que participaron en la última encuesta de SUPER apenas un 15% pedían un delantero en el mercado invernal. Por eso, después de Luxemburgo, la Roja está más que clasificada para la Eurocopa y no se juega más que el honor en Ucrania, todos excepto Alcácer, para el que este partido supone una auténtica prueba de fuego y una reválida. O Alcácer está mal o Alcácer está en buen momento. Las dos cosas no puede ser.