Quiero que mes un tiempo, cariño», le dijo ella a él. Y él, que sabía que ella practicaba con su monitor de zumba más horas en horizontal de las que pagaba al mes en vertical respondió «si quieres un tiempo, bonita, que te lo pida Scariolo...» La historia inventada -o no- sirve para explicar las distancias y los desencuentros. No soy ajeno a que opino a contracorriente y que quien me lee se acordará ahora de toda mi parentela por ponerme del lado de Nuno tras la polémica decisión de dejar fuera a Negredo. Pero como siempre he opinado igual ante ciertos comportamientos y cuál debe de ser la respuesta del entrenador, ahora no voy a cambiar.

Pese a que hay muchas cosas de Nuno que no me gustan, entiendo perfectamente que «se haya tomado un tiempo» con Negredo. Primero, porque la realidad -le pese a quien le pese- es que en Valencia no se ha visto ni la sombra del Negredo del City ni del Sevilla. Segundo, porque aunque es cierto que tiró de genialidad en Mónaco y cazó al vuelo un balón suelto ante el Depor -méritos innegables del vallecano-, ese comienzo se ha ido diluyendo. Más allá de la realidad de que el problema del Valencia es más de fútbol que de rematador, el Tiburón ha ido mutando en sardina en los últimos partidos.

El colofón a todo ello fue Bilbao. Un error de concentración en el despeje de un córner permitía a Laporte hacer el empate. Y más tarde un error grotesco -no por fallar, si no por la manera de marrar la ejecución ante Iraizoz-, le ponen en el punto de mira incluso llegando Nuno a referirse al error del empate en rueda de prensa: «Estas cosas se trabajan. No podemos permitir que decanten los partidos errores individuales de concentración».

Así que Negredo decidió contestar en un acto promocional de su marca de botas «juego muy alejado de la portería». Y ese ha sido su peor error. Negredo debe saber que esas cosas no se airean en público, y deben ser castigadas.

Pero no porque sean Negredo y Nuno. Lo pedí durante años cuando a Unai se le escapan las gallinas con Rami, con Banega y con Miguel Brito. Lo pedí cuando el raje de Mathieu contra Djukic en la previa ante el Espanyol. El entrenador no puede permitir ciertas cosas. Recuerden la historia que conté hace 15 días del adiós de Aduriz: «Me voy, porque si no eres un cabrón aquí no juegas». Se puede perder hoy -y me echaréis este artículo en cara-, pero prefiero perder un partido que perder al grupo. Nuno ha demostrado -por las dudas que incluso él mismo ha generado- quien manda. Vuelve a enviar un discurso firme y claro al vestuario. Es una decisión de mucho riesgo. Pero los entrenadores están para tomarlas, va en su sueldo. A veces salen bien -apuesta por Jaume antes que por los 35 partidos de Yoel en primera- a veces salen mal, como dejar al mismo Negredo fuera el día del Betis.

Nadie como el cuerpo médico sabe lo que en su día les apretó Nuno para recuperar la temporada pasada a Negredo cuanto antes. Era un martillo pilón en la insistencia.

Y nadie como el cuerpo médico sabe que el problema de Negredo no es el peso. Nunca estuvo «gordo», como dice la leyenda urbana. Otra cosa es estar lento. Igual hay que darse un tiempo y ambas partes deben reflexionar. Pero sobre todo la que no manda porque es la que más puede perder.

Si sale mal, Nuno habrá encendido la mecha de la traca final. Soy consciente. Porque se le echará en cara las oportunidades dadas a Rodrigo -y eso será verdad, etc-. Pero yo creo que dar un toque y cortar de raíz ciertos malos hábitos es tarea del entrenador.

Eso sí, si no gana esta noche, la película ´Lo imposible´ al lado de la semana que le espera a Nuno, va a parecer un capítulo de Heidi.

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