Tiene que aparecer el Valencia intenso. Ese que en tan sólo 15 minutos le hizo tres chicharros al Atlético de Madrid hace exactamente un año. No fue un partido fácil. El rival apretó y Diego Alves evitó que al descanso la ventaja quedara reducida a sólo un gol. Esa versión buena del equipo de Nuno apenas la hemos visto esta temporada. Para no ser injustos, vimos buenos minutos en el arranque de partido en el Estadio Luis II de Mónaco, en la primera parte de Gerland y en San Mamés, desde el gol de Parejo hasta el empate de Delporte. Si apuramos, la jugada del saque inicial en Bilbao, esa larga posesión que acaba con el error de Negredo ante Iraizoz, la podemos incluir en los highlights del Valencia en la temporada 15/16. El denominador común: partidos todos ellos a domicilio.

En Mestalla todavía no hemos visto la mejor versión del Valencia. El equipo sale acomplejado, temeroso, arrugado. Los pitos que ha venido recibiendo de la grada desde el partido de presentación oficial contra la Roma no ayudan en absoluto. La afición es soberana, es la que paga y tiene derecho a silbar, se dice. Yo no estoy de acuerdo. Pitar al equipo durante el transcurso de un partido, a un jugador por un fallo individual o al técnico por un mal cambio resta. Para nada quiero impartir cátedra y repartir carnets de buen aficionado. Pero si toda la afición de Mestalla empujara como la Curva Nord, otro gallo cantaría. El equipo siempre tira del público. Muy pocas veces es al revés. Ya lo dijo Unai Emery: «A ver si algún día levantáis un partido». Copón, ¡tenía razón! ¡Emery! Y me duele.

Otamendi de mi vida

Relacionar el actual bajo rendimiento del Valencia con la venta de Otamendi al City es una teoría simplista. Pero la compro. Un jugador líder, con esas características físicas te cambia la cara del equipo. La pasada temporada el Valencia era un equipo correoso, intenso, que se comía al rival. Y mucha culpa la tenía Otamendi. Se dice que en la presente temporada la defensa está más atrás, que el equipo está más largo, que por eso no le llegan balones al delantero. Es así. Nuno, como mecanismo de autodefensa, ha retrasado al equipo unos metros hacia su portería. Con Otamendi la línea estaba más adelantada, se recuperaban balones más arriba y llegaban más rápidos a los hombres ofensivos. Hasta ahora Aymen Abdennour ha dejado detalles para la esperanza. Pero esa inoportuna lesión ha cortado de raíz la búsqueda desesperada del nuevo Otamendi. Que vuelva pronto el tunecino.

Compromiso

Estos eternos 14 días sin fútbol nos han permitido confirmar el compromiso de dos jugadores llamados a liderar esta temporada el vestuario del Valencia. O al menos, a liderar al equipo en los partidos. Shkodran Mustafi y Enzo Pérez son futbolistas de brega. Cada uno con su estilo, pero ambos se caracterizan por morder y por saber cuándo se puede dar una patada y cortar una jugada. Yo siempre los querría en mi equipo. Si a eso añadimos que están comprometidos con el proyecto, es el no va más.

Mustafi ha vuelto de su paso con la selección alemana sin apenas jugar un minuto. Gracias, Joachim Löw. El central pasó por la sala de prensa de Paterna y dejó la frase de la semana: «Estamos aquí para trabajar por el equipo y no para pensar en nuestro futuro». Se refiere a los rumores que lo colocan en otros grandes de Europa como el Bayern.

Por su parte, Enzo Pérez ha apretado los dientes para intentar -parece que sin éxito- llegar al partido de mañana. Sauna criogénica, sesiones en la jaula con Jordi Sorlí€Ha puesto todo de su parte para volver antes de tiempo y ayudar al equipo. Grande, Enzo.

Estreno del Murciélago

El pasado martes y 13 estrenamos la nueva temporada de El Murciélago en Levante TV. Vivimos el momentazo de las llamadas en directo de don Mario Alberto Kempes y don David Villa que apadrinaron el programa. Marito, con la sinceridad que le caracteriza, achacó al sistema de Nuno la falta de gol del equipo. El Guaje deslizó sutilmente que tiene ofertas para volver como cedido a España. ¡Quién lo pillara!

Sin Villa y sin Kempes, el Valencia tiene que recuperar mañana el gol, tiene que rescatar su mejor versión en Mestalla para volver a conquistar a su afición y retomar la senda de las victorias. El maestro Leiva canta en su último disco: «Y en los días de autodestrucción no hay perro que me ladre. No busques mi mejor versión, se la ha llevado el aire». Pues que el aire nos la devuelva.