En el futuro consultaremos la estadística y la ficha del partido del sábado y concluiremos que el Valencia jugó un gran partido contra el Levante. Pero la verdad es que fue un partido de tú a tú…contra el colista. Para un espectador pagano es lo ideal, pero para el Valencia CF fue un caos emocional y para los seguidores del Levante UD un rayo de sol antes de la tormenta. La grada se ponía nerviosa porque veía que Jaume nos salvaba el trasero a cada pocos minutos en los que los granotas trazaban una combinación inteligente. Nuno alucina cuando oye su nombre a caldo, pero es que nos hacen ocasiones con una facilidad tan clarividente que se concluye que estamos ‘empanaos’. Si te meten dentro de tu área casi toda la primera parte y nos salvamos por los pelos de tres ocasiones consecutivas (¡tres!) el personal toma nota. Luego lo maquillamos hacia el último tercio, pero el resultado no tiene nada que ver con lo que se vio.

Aficionados

Ya lo dijo Phil Neville hace unos días: «Los aficionados —del Valencia CF— están muy pendientes del plano táctico. Leen los periódicos locales y todos quieren ser el entrenador cuando van a Mestalla (…)». Pues así es. Aquí no vamos sólo en plan contemplativo. Somos críticos y nos interesa el partido, la táctica, los cambios... Quizá por eso los ingleses son tan animosos. Porque no discuten bajo ningún concepto los criterios del entrenador. Deben de pensar que si él está en el cargo es por algo y que él sabrá por qué hace las cosas y ellos se dedican a animar, a disfrutar, sólo hasta cuando ya es demasiado tarde y la cosa huele a muerto. Pero, claro, estamos hablando de un país donde Arsène Wenger lleva casi veinte años en el mismo banquillo. Eso aquí no lo aguanta ni el cuero de la silla. Hasta hace poco, en España, cotizando cinco años menos te llevabas el parné.

Artistas

Pero cuando critican a la afición del Valencia CF y la tachan de exigente e injusta —a todos los que así opinen recomiendo que se pasen alguna vez por el Bernabéu en hora punta y fliparán— les diría que en el fondo lo único que queremos ver en estos lares es una propuesta de fútbol estética. Muchos entrenadores han sido portados en volandas por la afición por ser coherentes con un fútbol bonito, a pesar de que no ganáramos títulos. Y no quiero ni mentar la interminable lista de jugadores injustamente ensalzados por su estética a pesar de ser unos vagos redomados, o de aquellos también objeto de burlas desaforadas a pesar de su entrega y regularidad, sólo porque no eran globetrotters. Al final el gusto del personal está relacionado con la sensibilidad artística. Y en esta tierra de primavera durante nueve meses, a dos pasos fuera del cap i casal todo el mundo toca un instrumento maravillosamente, o pinta cuadros, o esculpe, o interpreta, o escribe, o construye fallas o fabrica pólvora.

Estética

Por ello, no encajaron demasiado bien entrenadores como Emery o incluso Quique, aunque el segundo sabe que esta será siempre su casa, ambos no bien ponderados a tenor de sus resultados y de lo que tuvieron que hacer cada año con los mimbres que les iban descosiendo desde arriba. A Benítez le salvaron los títulos y ello le convirtió en nuestro entrenador más importante. Pero si no llegan a hacer Ilie y Rufete de gong en Montjuic en 2001, se habría comido el turrón en casa. De Ranieri sólo nos acordamos de su primera etapa, cuando convirtió un equipo perdedor en otro ganador e hizo de gong Mendieta en Anoeta en el 97. Y de Cúper mejor no hablar. Nos llevó a dos finales de Champions consecutivas y las perdimos. Si hubiera ganado sólo una sería eterno, a pesar de su propuesta poco atractiva. En resumen: si tu propuesta de fútbol es antiestética, sólo tendrás el clamor de la grada si ganas algo. Para conformarnos con menos es necesario jugar con sentido…y con sensibilidad. Somos unos estetas, qué le vamos a hacer.

Románticos

Aferrarse al resultado es el colmo del ‘resultadismo’. La verdad es que no nos puede tener el colista —sea el Levante UD, al que deseamos pronta recuperación, o cualquier otro, pero si encima son los granotas aún menos por la cuestión inevitable de que al día siguiente en el almuerzo hay que departir sobre el tema— contra las cuerdas durante más de una hora. Si Rubén no hubiera cometido el penalti, la lata no se habría abierto con casi total seguridad. Luego, sí, es evidente, y ya lo venimos diciendo desde hace tiempo, que cuando en casa descorchamos la botella sale el cava como la espuma. Pero el líquido que hay dentro de la botella queda desventado. Está la cosa tan malita que sin ese penalti marcado por Alcácer, con un empate o una derrota, Nuno se quedaba sin mazapán. No nos engañemos: los cánticos a favor de Negredo son señal de que la gente quiere que las cosas se hagan de otra manera. Qué le vamos a hacer. Somos unos románticos. Nos gustan las cosas con sentido…y sensibilidad.

Posdata

Dije lo de Bakkali cuando lo fichamos y lo recalco. Ese chiquito va a dar mucho que hablar. En este deporte no hay nada mejor que, además de ser bueno, creérselo. Y se nota que él cree en sí mismo. Yo también. A la ecuación de sentido y sensibilidad siempre le viene bien el factor zas, golàs! Si no, nos quedamos en un quiero y no puedo. Como tantas veces antes.

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