Nuno es ahora el blanco de todas las críticas, pero no se podrá quejar del trato que ha tenido en Valencia.

Lo tuvo todo, respaldo del propietario, fichajes, un buen equipo, gente en el club que lo respetaba y apoyaba, la tranquilidad de un contrato largo, una afición volcada y un importante reconocimiento mediático generalmente a cambio de indiferencia y en algún caso incluso desprecio. Pero quiso más. De todo ese auténtico tesoro hoy le quedan no más de un par de cosas que puede perder también si no es capaz de hacer reaccionar al equipo con urgencia, aunque igual ni eso le vale para seguir en la Liga de Campeones, que ya depende de otros. Por eso el gol del Gante le cambió el habitual gesto altivo por este otro:

Si se llega a consumar el fracaso igual sus explicaciones ya no valen. Aún así, ojalá consiga meter al equipo en octavos, que le gane al Sevilla y hasta al Barcelona. Y al Barakaldo. Aunque hay algo que sí ha conseguido, que muchísima gente crea que eso no sería lo mejor que puede pasar. Quizá porque hace ya tiempo que dejaron de creer en que todo eso es posible que ocurra.

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