Habrá visto el señor Nuno que no era tan difícil. No existía ningún complot, ni había una conspiración judeo-masónica en la grada para relevarle del banquillo. Simplemente, la propuesta futbolística era un tostón, hacía aguas desde verano, y eso, sumado a la desaparición de Salvo y Rufete (más Ayala) le dejó a los pies de los caballos. Los partidos eran somníferos perfectos, se perdía sí o sí, y cuando se ganaba se hacía con dudas y a la desesperada. ¡Qué travesía en el desierto, qué sed! Pero hete aquí que llega Voro, el Salvador, nunca mejor dicho, coloca las fichas con orden y concierto y, si bien el Barça fue mejor (71% de posesión) el resultado fue justo, por entrega y esfuerzo. Mestalla en pie y, por encima de todo, la sensación de alivio. Algo se puede conseguir. Por lo menos luchar. ¡No pedimos más! Sólo queremos ser competitivos. El fútbol es del pueblo. Y el pueblo no es tonto.

´Killer´ Suárez

El partido fue una lucha táctica. Lo desequilibró un genio llamado Luis Suárez. Es el mejor delantero centro nato del mundo. Tiene, eso sí, sus cosillas. A veces muerde, a veces pisa, muchas habla, pero es un killer. No es simpático ni lo pretende. No tiene piedad. Es un agente doble cero, con licencia para meterte ´chufos´. Se las tuvo de todos los colores con Abdennour. Algo se dijeron que provocó la clavada de tacos. Merecía la roja el uruguayo, pero los árbitros tienen menos personalidad que el Ken de la Barbie. A la siguiente nos la clavó. Era fuera de juego, pero es difícil verlo, ¡y ante la duda, que pase el culé! Buen partido del defensa tunecino, aunque en tiempos de Ayala, Arias o Marchena habría que ver si el malentendido quedaba tan light. Se ha perdido en el fútbol la costumbre de la falta en el minuto uno. La del aviso de respeto.

Polémicas

Está el Barça últimamente en muchas de esas salsas que hacen que cojas tiña a un equipo. Ya le pasó al Madrid. Cuando ganas siempre y te acostumbras al éxito es posible que se te suba a la cabeza. Y eso no mola. Que si Halloween en Getafe, que si bailecitos y samba, que si el Twitter de Piqué... (no sé por qué se critica tanto al chico; total, la chufla que se gasta es algo muy español). Menos mal que Luis Enrique imprime cordura e Iniesta abandera el proyecto. Pero sigue siendo el equipo que ha cambiado la forma de entender este deporte. Y empatarle in extremis tiene el gusto de la victoria. El gol de Mina es como ese primer trago de cerveza fría después de haber corrido media maratón. Veníamos del desierto y ahora vemos el oasis.

Avispa Alcácer

El otro genio del sábado fue Paco Alcácer. Lo que hizo en el gol es una maniobra orquestal en la oscuridad, un movimiento perfecto entre los dos centrales del mejor equipo de Europa. La dejada a Santi Mina fue colosal y el remate del vigués espectacular. Hay que ver lo que corre Paco, lo que se desmarca, lo que lucha, lo que juega sin balón... Es como una avispa en verano. Te ronda el plato de arroz, la ves venir, y como te descuides, ¡ñaca! Voro le ganó a Luis Enrique la partida en los cambios. En resumen: emoción. Para torrarse ya está la película de la sobremesa. Al fútbol se va a sentir cosas. A gritar, a cantar, a llorar y a reír. Pero no a dormirse. Y por encima de todo, identidad. Los equipos tienen que ser como los grupos de música. Sólo triunfan de verdad los que tienen un sonido inconfundible. Como tantos y tantos de Manchester: Oasis, Joy Division, The Smiths...

Adiós

La semana ha dado para un libro. Primero el despido-cese-marcha-acuerdo-baile del ínclito Nuno, quien en su despedida alineó a Ryan en Sevilla, en un intento de abrir un debate estéril y que no existía. Sería la gota que colma el vaso, sin más, si no fuera porque Nuno fue portero. Eso fue irse (que no entrar) como un elefante de una cacharrería. Demuestra que no estaba atento al problema (un deporte en el que no chutas no es fútbol), sino al chiste. En su última decisión como entrenador impidió que Ryan subiese a rematar a la desesperada. Definitivamente, los porteros tienen sus manías. A Nuno le han echado sus resultados y su fútbol. Ni más ni menos. Bon vent i barca nova.

´One-club man´

Y hablando de identidad, oasis y Manchester, llega Gary Neville, uno de los estandartes de la gloriosa Generación del 92 del United, junto a Beckham, Giggs o Scholes. A pesar de que no tiene experiencia en la Liga, Neville no es un exjugador más. Formó parte del grupo de canteranos que resucitó al United en los 90 y lo llevó a las más altas cotas. 8 Ligas, 2 Champions, 3 FA Cups, una Intercontinental, entre otros logros. Es un ejemplo de profesionalidad y lealtad. Un one-club man. Tiene carácter y sabe de fútbol. Ahora sólo tenemos que pedirle amor. Le falta experiencia, sí. Pero es viejo lobo. De conocimientos va sobrado. Que nos ayude a tocar la guitarra con sonido auténtico. ¡Welcome, Mr. Neville!

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