Hacer un Balaídos. Encontrar un lago de agua potable en el desierto y que no sea un espejismo. Ganar un sorteo millonario con un boleto expedido al azar por una máquina, a cambio de nada más un euro. El Valencia ganó así en Vigo y aplazó el adiós de Nuno a unas semanas más tarde. ¿Qué hemos hecho?, se preguntó algún jugador rebelde con el portugués tras vencer al Celta. El jueves, sí, el día 31 de diciembre, en la última tarde de 2015, con la Nochevieja a las puertas por una decisión majadera de la LFP, al grupo del murciélago le toca ganar al Villarreal en el fortín del Madrigal. Y necesita repetir gesta, esto es: hacer un Balaídos.

El momento en el que llega el partido es radicalmente diferente a aquel de la visita al norte. El grupo vuelve a creer en un entrenador aunque todavía no lo entienda. Ahí está la dificultad. No me refiero sólo al idioma, que también, hablo de todos los conceptos y mecanismos tácticos que Neville quiere introducir en el disco duro de la plantilla. En El Madrigal, el sistema Neville todavía no lo habrán descargado al cien por cien los jugadores, aunque el porcentaje de asimilación espero que sea mayor que el del día del Getafe, donde la defensa frente a las contras azulonas fue un desastre. Enfrente habrá un equipo muy hecho, el Villarreal, con mayor conciencia de lo que supone ese derbi, que sabe a lo que juega. El Valencia está en el camino de saber a qué jugar pero debe recorrerlo muy rápido y sin apenas tropezar.

Hay mucha dificultad en esa aventura y en la posterior, en la que espera luego, el domingo, en Mestalla. Aunque el momento por el que atraviesa el Madrid es tan carnavalesco desde lo de Cádiz que igual también se cantan chirigotas en la Avenida de Suecia para descorchar el 2016. Con la diferencia de que de cantar, la gente no lo haría nunca contra Rafa Benítez. El conductor del doblete blanquinegro vive en un avispero pero él eligió meterse ahí dentro. Ahora está lleno de picaduras. Que Mestalla lo lance al triturador de chatarra son las cosas que tiene el fútbol, el jodido fútbol. A mí me duele lo que sucede con él. Tiene mi empatía. Quizá sea el recuerdo de años más felices.

La semana es decisiva, enganchar el final de 2015 con el inicio de 2016, pese a que queda mucho por jugar, es durísimo y las consecuencias pueden ser dramáticas porque la diferencia con la zona champions, ahora a 9 puntos, crecería y Neville se movería en arenas movedizas con la obligación de recortar esa brecha y de manejarse con acierto en las otras dos competiciones. Esta semana es de alto voltaje. Significa mucho.

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