No. No voy a ser cenizo. Ni pienso serlo. Sí digo que el partido de esta tarde-noche en Granada puede tener una influencia excesiva en el día a día del Valencia. Lo normal, obviamente, es que el Valencia pase sin problemas a los cuartos de final de la Copa... y por ahí, si lo consigue, si que podemos a empezar a ilusionarnos con algo. Ahora bien, la realidad me indica que el Valencia es en estos momentos un equipo temeroso pensando en su futuro. La segunda parte disputada en Anoeta ha dejado abiertas tremendas cicatrices en la escuadra de Gary Neville. Y es por eso, por ahí, donde el partido de Copa de hoy, al margen del resultado, tiene una importancia grande para la seguridad futura del Valencia.

Con la Liga en mente

Así, a priori, el Valencia parte prácticamente con la seguridad de pasar a esos magníficos cuartos de final de la Copa del Rey. Cualquier otra cosa sería casi un magnicidio que a fecha de hoy no cabe en cabeza humana. El 4-0 del partido de ida es lo suficientemente concluyente como para tomarse con calma el choque. Ahora bien, el Valencia que hoy juega Copa pero que tiene los ojos clavados en la visita del Rayo este próximo domingo es un equipo en construcción con un cargamento de dudas terrible. Insisto, la segunda parte de Anoeta ha hecho un daño amplio al equipo. Por la forma y por el resultado. Y es por ahí, por ese partido y sus consecuencias, por donde toma importancia el partido de esta tarde-noche. La prioridad, al margen de la eliminatoria que doy por cerrada, pasa porque el Valencia de una imagen hoy de equipo ordenado y seguro.

El remedio de la Copa

Bien, si da esa imagen, es decir si el Valencia „juegue quién juegue... pese a los cambios en tropel„ sale airoso de la eliminatoria y deja una sensación de cierto poderío ante el Granada habrá dado un paso de gigante doble. En primer lugar, obviamente, se meterá en esos cuartos de final de Copa que así ya de entrada es un medio premio importante. Pero en segundo lugar, y más allá de un resultado ante el Granada que a priori poco importa, el Valencia está obligado a mostrar en el envite cierta coherencia. Un coherencia que tiramos a faltar en la segunda parte ante la Real Sociedad y una coherencia que ha dejado medianamente marcado al equipo de Gary Neville con un toque incoherente indiscutible. Es decir, el Valencia intenta muchas cosas y le salen muy pocas. Y ese balance, tanto en Liga como en Copa, es insuficiente para un equipo que quiere sacudirse de forma urgente el maligno efecto Nuno.

Coger confianza

Miren, les voy a ser franco: yo sí creo en Gary Neville... pero los resultados le están jugando una mala pasada en su debut como entrenador de primer rango. Neville quiere, se comunica bien aunque lo haga en inglés y se tiene ganado al vestuario. Es decir, lo tiene casi todo a favor... menos los resultados. Y sí, es por ahí donde el ´pequeño´ partido de hoy „y digo pequeño porque el 4-0 del encuentro de ida me resulta del todo concluyente„ cobra cierta importancia. El Valencia puede meterse en cuartos de la Copa... pero debe hacerlo dejando una imagen lo suficientemente esperanzadora como para que le sirva de estímulo ante la visita del Rayo este próximo domingo al mediodía. ¿Y yo que firmo? Pues con un empatito sin grandes pretensiones en Copa y una victoria más o menos justa ante el Rayo me doy por satisfecho. Y digo más: me faltaría que en estos dos partidos el Valencia adquiriera esa confianza „y fortaleza física„ que necesita como el llover para salir de este ´depre´ que se ha instalado en Paterna.

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